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Con una nueva editora de diversidad, el Folha de Brasil pretende ampliar la variedad de voces e historias contadas por el diario

Al tomar posesión como nueva directora y CEO de la Ethical Journalism Network (Red de Periodismo Ético), en abril pasado, la periodista Hannah Storm argumentó que solo es posible construir un periodismo verdaderamente ético si el género está en la agenda y en la práctica de las redacciones con el propósito de avanzar en la igualdad entre mujeres y hombres.

Esta observación viene resonando en redacciones alrededor del mundo en los últimos años, como en el diario estadounidense The New York Times, el diario español El País, la red británica BBC y ahora en el brasileño Folha de S. Paulo, que a comienzos de mayo anunció la creación del cargo de editora de diversidad del periódico.

Pero mientras las iniciativas de NYT, El País y la BBC se concentran en promover el equilibrio de género en sus equipos y en el contenido que producen, el Folha decidió abrazar el desafío de “reflejar la variedad de la vida social en Brasil”, según el diario, que tiene la segunda mayor circulación del país, con 332 mil ejemplares (impresos y digitales) a diciembre de 2018, según el Instituto Verificador de Circulación (IVC).

Esta variedad incluye “la diversidad de género, origen étnico, clase social, raza, color, creencia religiosa, discapacidad, orientación sexual, edad e inclinación política”.

El director de redacción del diario, Sérgio Dávila, dijo al Centro Knight que desde hacía más de año venía detectando la necesidad que el periódico tuviera una persona que se ocupara de esa cuestión. Esta necesidad fue evidente, según él, cuando la más reciente investigación sobre el perfil del lector del periódico, realizada a finales de 2017, constató una disminución del porcentaje de las lectoras del Folha (el periódico no ofrece datos específicos sobre sus lectores).

La elegida para ocupar el nuevo puesto fue Paula Cesarino Costa, que fue la defensora del lector del periódico entre abril de 2016 y mayo de 2019, trabaja en el Folha desde 1987 y ya fue directora de la sucursal del diario en Río de Janeiro y redactora en jefe adjunta.

“Durante mis tres años como defensora del lector, esa fue una de mis preocupaciones”, dijo Costa al Centro Knight. “En varias columnas y en las críticas internas diarias que yo hacía a la redacción, señalé un poco algunos momentos en que pensé que faltó diversidad, teniendo en cuenta que esto es cada vez más fundamental en la actualidad y para el periodismo de hoy”.

Además de la atención al tema, dijo Dávila, Costa “está hace más de 30 años en la casa y conoce muy bien lo que es el Folha, entonces teniendo la historia del periódico tan clara como es para ella resulta más fácil ayudar a cambiar. Por esos factores creo que ella era la persona ideal para ser la ocupante número uno del cargo”.

La editora de Diversidad es “horizontal”, explicó Dávila, y Costa tendrá libertad para involucrarse y actuar en todas las áreas editoriales del periódico.

“Ella es una editora cuyo equipo es el periódico entero, los 300 periodistas que trabajan en Folha. Ella tiene influencia sobre todos ellos”, dijo. “Ella participa en la reunión de la mañana, que define lo que va a estar en la versión impresa del día siguiente; de las reuniones semanales, que tenemos para discutir los temas principales de la semana que comienza; y de las reuniones de productos especiales. Entonces ella tiene libre acceso a todo el proceso de producción del periódico”.

Este libre acceso tiene el objetivo de permitir que Costa actúe en cuatro pilares, según Dávila: “El primero es cuidar de la diversidad de la redacción, de quiénes hacen el producto. El segundo es tener en cuenta la diversidad de quien es oído para que el producto sea hecho, por lo tanto, de las fuentes. El tercero es tener en cuenta la diversidad de quienes escriben para el periódico, como columnistas, articulistas, blogueros. Y el cuarto es actuar en el proceso de contratación, para influir en la renovación de la redacción”.

Aunque el Folha no tiene un censo actualizado de su grupo de reporteros, Dávila afirmó que mujeres y hombres están representados de manera ecuánime entre sus periodistas, “con una leve predominancia de las mujeres”.

Pero si la distribución por género “no llega a ser un problema” en el periódico, en un país donde el 55,8% de la población es negra, “la cuestión de la raza sí lo es”, con personas blancas desproporcionadamente representadas, dijo. “Las minorías [étnico-raciales] siguen siendo minorías en la redacción del Folha y no necesito el censo para decir eso, basta caminar por la redacción”.

El mapeo de la redacción del Folha, incluso, es una de las primeras tareas de Costa como editora de Diversidad. “La base de todo tiene que ser, primero, la encuesta de lo que el periódico es hoy”, dijo. “Desde el perfil del equipo, de quiénes son los periodistas del Folha, dónde vienen, cuál es la formación de ellos; cómo están divididos y quiénes son los columnistas: cuántos son negros, blancos, hombres, mujeres, cuántos son de São Paulo. El censo es básico, porque si no, es muy difícil trazar una meta”.

La diversidad en la redacción es importante para que las diversas experiencias de vida de los reporteros sean reflejadas en la producción periodística, dijo Dávila.

“Nosotros, los periodistas, tendemos a ser – al menos nosotros los de los grandes medios brasileños – miembros de la clase media o media alta, que viven en el centro expandido de São Paulo, en el caso del periodismo paulistano. Se trata de un repertorio de experiencias y convivencias y relaciones personales que se sitúa dentro de una burbuja. Quiero que la gente rompa esa burbuja en términos económicos, de vivienda, de experiencia profesional, estudiantil”, afirmó.

La idea es que, al perforar esa burbuja, el periódico consiga “hablar más y oír más a las personas que viven en la periferia de São Paulo, por ejemplo”, dijo. “La mayoría de la población de São Paulo no vive en el centro expandido, sino en las franjas, y creo que esas franjas no están llegando al periódico como historias”.

Otro análisis importante será entender quiénes son las fuentes escuchadas para los reportajes del periódico, ya que “no sirve cambiar quién hace y quién escribe, si no se cambia quién es oído en la realización de los artículos”, dijo Dávila.

“No digo que sea un prejuicio del periodista, sino porque hay una predominancia incluso, y que es histórica en la sociedad, de siempre oír al especialista académico, blanco, heterosexual”, afirmó. “Es casi por defecto: cuando usted piensa en un asunto, piensa en llamar al doctor fulano de tal, y ese doctor ciertamente es hombre y blanco. Entonces ella también está empezando a desarrollar un trabajo sobre eso, que tal vez sea uno de los más importantes”.

Costa dijo que ha recibido muchas respuestas positivas desde el anuncio del nuevo puesto editorial. “Es algo que trae mucha animación dentro y fuera del periódico. Recibí muchos mensajes de gente diciendo ‘hurra, qué bueno’; personas de dentro del periódico que me dieron sugerencias, además de personas de fuera interesadas. Da para ver que de hecho es un asunto urgente”, afirmó.

La nueva editora también dijo que ha buscado contenidos y oído a muchas personas, desde dentro y fuera del periódico, sobre el tema de la diversidad, para dar formato a su trabajo en el nuevo puesto.

“En varios periódicos del mundo hay experiencias con áreas editoriales de género, que van a ser muy útiles para nosotros. Pero el problema es ampliar, porque de cierta forma es más simple hacer un programa de acción solo sobre género”, dijo. “Como queremos ampliar la cuestión también para raza, ubicación, religión y otras, ya es algo un poco más complejo, que vamos a tener que aprender e inventar”.

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