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Investigación: Páginas hiperlocales en Facebook cubren áreas de Río de Janeiro ignoradas por los medios tradicionales

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  • 22 noviembre, 2017

Por Pablo Nunes, investigador de CESeC (*)

A pesar de la promesa de que internet sería un camino para crear una aldea global que, de cierta manera, sí se ha cumplido, los medios digitales también permiten la producción de información hiperlocalizada e hiperespecializada. En Brasil, donde el 66% de la población está conectada a internet, las redes sociales han permitido la creación de medios hiperlocales - páginas y grupos enfocados en un barrio, un distrito o una calle.

Actualmente, las páginas de barrios de Río de Janeiro cumplen un papel importante en lo referente a consumo de información respecto de eventos, servicios públicos, violencia y crimen en la cotidianeidad de los habitantes de la ciudad. Esas páginas ganan cada vez más espacio e importancia, dado que el periodismo tradicional no consigue superar su distanciamiento de las favelas y de los barrios periféricos.

Vemos los resultados preliminares de la investigación “Mídia e Violência: o que mudou em dez anos” (Medios y Violencia: lo que cambió en diez años), ya en finalización, que la producción de noticias sobre seguridad pública continúa teniendo como foco prioritario los territorios considerados de mayor interés por los medios impresos - como los barrios más influyentes, donde viven los suscriptores de periódicos y revistas. La investigación también identificó la ausencia de noticias sobre las zonas con mayores tasas de homicidios como, por ejemplo, la Zona Norte de la ciudad de Río de Janeiro y la Baixada Fluminense.

Para entender mejor ese fenómeno analizamos 156 páginas de Facebook, extrayendo 900 posts de cada una, de un total de 64.529 posts, del periodo de septiembre de 2010 a julio de 2017. Las páginas estudiadas son muy heterogéneas entre sí. Por ejemplo, en relación al número de “likes”, la página “Rio de Nojeira” ocupa el primer lugar en el ránking, con 796 mil “likes”, seguida de “Bangu ao Vivo”, con 652 mil. En el extremo opuesto tenemos a la página “Favela News Rio de Janeiro” con 259 admiradores. Para fines comparativos, la página del diario Extra en Facebook tiene 2.180.081 admiradores y la de Globo, 5.476.898 – números bien superiores a los del universo en el que se enfocó nuestra investigación. La del diario O Dia tiene 595.806, menos que los casi 800 mil que siguen a “Rio de Nojeira”.

Gran parte de los textos, fotos y videos que se publican se enfocan, además de en la violencia, en otro tipo de asuntos locales cotidianos, recuperando al menos parte del papel de los diarios pequeños que circulaban en los barrios y favelas de la ciudad y que hoy prácticamente han desaparecido, ya sea por falta de recursos o por la popularización de internet. Por otro lado, se observó que entre las publicaciones más gustadas o compartidas, varias de estas trataron asuntos o historias que no necesariamente tuvieron relación con el contexto local.

De los posts que se ocuparon de la seguridad y la violencia (44% de las publicaciones), fue posible circunscribir tres grupos temáticos: uno, relacionado a la dinámica del tráfico de drogas y de las acciones criminales (12% de las publicaciones), especialmente en las favelas; dos, relacionado a las acciones policiales (20% de las publicaciones); y tres, orientado a la autoprotección de los ciudadanos por medio de historias de crímenes y de la identificación de supuestos criminales (12% de las publicaciones).

Los posts relativos a acontecimientos del “mundo del crimen” versaron sobre confrontaciones, disputas territoriales, muerte de integrantes de los grupos del tráfico. En suma, expresaron claramente dinámicas típicas de la criminalidad en Río de Janeiro: el control territorial armado por parte de grupos criminales y la disputa permanente entre las facciones del tráfico de drogas.

En las publicaciones relacionadas a las acciones policiales, se difundió información respecto de operaciones y acciones policiales, como controles policiales en las callesallanamientos, arrestos y/o incursiones en favelas. Son posts que frecuentemente utilizan siglas y palabras de la jerga policial - como “guarnición”, “flagrante”, “BOPM” (Informe de la Policía Militar, por sus siglas en portugués), “VTR” (patrullas), etc. Otras publicaciones pegaron textos copiados de sitios de periódicos, sin mencionar la fuente. La falta de cuidado en los créditos de la información, por otro lado, caracteriza en gran parte a la circulación de este tipo de contenido, que se reproduce de forma viral, tanto en Facebook como en grupos de WhatsApp y en otros aplicativos, sin consideración por el origen del reporte.

Por último, en el tercer grupo de publicaciones, los autores revelaron la intención de producir una red de ayuda y protección mutua, uniendo a individuos que tienen miedo al crimen y poca confianza en el trabajo policial y en la eficacia del Estado en hacer cumplir la ley. Si bien la circulación de informaciones en este tipo de red, por un lado, contribuye a la reducción de los riesgos que corren los habitantes de territorios conflictivos, por otro lado, conlleva el riesgo del exceso de vigilancia y el ajusticiamiento.

Otro efecto potencialmente perjudicial de este tipo de publicaciones es el de la reproducción de estereotipos y prejuicios. Cuando se analiza, por ejemplo, el perfil de los que aparecen en las fotos de “sospechosos” o supuestos criminales, con frecuencia vemos a hombres jóvenes y negros, las mayores víctimas de la violencia social e institucional en Brasil. Contrariamente a ciertas expectativas más optimistas, el internet no es necesariamente un espacio que rompe barreras y prejuicios históricos.

También realizamos análisis de gráficos, que son recursos para medir la interacción entre las páginas, construyendo visualmente “mapas de afinidades” a partir de los “likes” que realizó cada página en otras, dentro o fuera de ese universo. A partir del análisis de la conexión entre páginas dentro o fuera del universo estudiado, fue posible percibir que las denominadas “hiperlocales” no configuran “burbujas” cerradas, pero se articulan en redes mucho más extensas, no siempre definidas por un enfoque territorial.

El estudio de ese fenómeno típicamente carioca nos ayudó a identificar no solo el poder y la relevancia de esos comunicadores para la gente de la ciudad, sino también reveló que existe una carencia de información que los medios tradicionales no saben o no les interesa brindar. Sin embargo, es importante señalar que tales canales de información, en su mayoría, carecen de una característica fundamental del Periodismo: la verificación de datos. En realidad, la prensa se viene valiendo de esas páginas como nuevas fuentes de información, verificando las noticias sobre los hechos e incorporando en sus sitios fotos y videos publicados en las redes sociales.

Una de las conclusiones de este estudio es que existe un grupo de páginas que produce contenidos como una forma de contraponer las ideas comunes, que estigmatizan a las favelas y a los barrios pobres, legitimando la acción arbitraria de la policía. Con un smartphone en la mano, los activistas consiguen documentar conductas violentas y criminales de policías, ejecuciones y extorsiones. Esas informaciones muchas veces no son registradas por los grandes diarios, inclusive por causa de protocolos de seguridad impuestos a los periodistas. En un momento en que la acción de los periodistas en territorios de favela está restringida, el que haya otros comunicadores de dentro de esos territorios produciendo informes sobre su contexto de violencia es fundamental para que el tema sea incluido en la opinión pública.

Aunque también hay un lado negativo de esa producción, que acaba reiterando estereotipos construidos sobre el “ladrón” por medio de la divulgación de fotografías de jóvenes, hombres y en su gran mayoría negros, el perfil de la población que más muere por homicidio en Brasil. De cierta forma, la reproducción de estereotipos, las informaciones descontextualizadas, cuando no falsas, y la velocidad con que esas “noticias” circulan por las redes pueden contribuir al aumento del miedo y de las reacciones violentas entre los que consumen esas publicaciones.

El contexto de seguridad pública en Brasil es dramático: 61.600 personas murieron víctimas de homicidio en 2016, de las cuales 4.200 fueron muertas por policías. En la ciudad de Río de Janeiro, 1.900 personas murieron el año pasado y la policía mató a 460. Por eso creemos que el seguimiento de estas páginas continúa teniendo relevancia para indicarnos cómo la población se relaciona con la violencia cotidiana y cuál es el estado de su relación con los órganos de seguridad pública y con la prensa.

Pablo Nunes

Graduado en Ciencias Sociales de la Universidade do Estado do Rio de Janeiro (UERJ) y Magíster en Ciencias Sociales del Programa de Posgrado en Ciencias Sociales (PPCIS-UERJ). Desde 2015, es doctor en Ciencias Políticas del Instituto de Estudios Sociales y Políticos (IESP-UERJ). Es investigador en el Centro de Estudios de Seguridad y Ciudadanía de la Universidad Candido Mendes (CESeC), donde realiza pesquisas relacionadas a la política pública de seguridad, violencia y sociabilidad en favelas de Río de Janeiro, redes sociales, periodismo y la relación con la violencia, evaluación de proyectos sociales, etc. 

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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