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Objetividad periodística en debate: profesionales defienden autorreflexión y nuevas prácticas en el 18º Congreso de Abraji en Brasil

Todo reportaje periodístico es el resultado de una serie de elecciones: desde el encuadre dado al hecho relatado hasta las fuentes entrevistadas e incluso las palabras o imágenes que configuran el contenido final. A la hora de elegir qué incluir, el periodista también acaba eligiendo lo que quedará fuera, lo que no se contabilizará. ¿Qué fuerzas dan forma a estas elecciones y cómo se relacionan con la objetividad periodística?

En el 18º Congreso Internacional de Periodismo de Investigación, realizado por la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji) en São Paulo entre el 28 de junio y el 2 de julio, los profesionales debatieron sobre la objetividad frente a los cambios que atraviesa el periodismo en las últimas décadas. Las periodistas Fabiana Moraes, profesora de la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE) y columnista del sitio The Intercept Brasil, y Ana Rita Cunha, directora de audiencia del sitio Aos Fatos, participaron de un conversatorio moderado por Marcelo Träsel, profesor de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS), en el panel “Objetividad periodística en la agenda”.

El debate, realizado el 30 de junio, abordó cómo se ha cuestionado y reelaborado la objetividad como pilar del periodismo frente al reclamo de nuevas miradas y enfoques en la cobertura realizada por, sobre y para grupos históricamente marginados y la desinformación difundida en entornos en línea.

Un hombre y dos mujeres sentadas al frente de un salón

Marcelo Trasël, Ana Rita Cunha y Fabiana Moraes durante un panel del 18º Congresso de Abraji. (Foto: Pedro Moreira/Abraji)

“Al fin y al cabo, ¿de qué objetividad estamos hablando?”, preguntó Moraes al inicio del debate. “En general, percibo una perspectiva muy binaria en la discusión sobre objetividad y subjetividad, casi como si una cosa fuera la negación de la otra”, dijo. En su más reciente libro, “A pauta é uma arma de combate” [La agenda es un arma de combate], Moraes se plantea precisamente estas cuestiones sobre “subjetividad, práctica reflexiva y posicionamiento para superar un periodismo que deshumaniza”, como establece el subtítulo del libro.

“La objetividad es necesaria en el periodismo: investigación, entrevistas, verificación de datos”, dijo Moraes y agregó que todos los reportajes que ha escrito hasta la fecha han sido el resultado de la investigación y la verificación. “Pero obviamente no podemos simplificar este tema. Todo lo que elegí, dónde busqué, qué escribí en los textos también implicaba elecciones sobre lo que quedaba fuera. En otras palabras: tomé varias decisiones, y ninguna de ellas, ni la mía ni la tuya, es inocente. Estas opciones invariablemente tienen clase, raza, género, territorio”, dijo.

“Al mismo tiempo que hago estas elecciones objetivas, obviamente se basan en cuestiones subjetivas”, dijo Moraes. Esta subjetividad está permeada por el contexto social y colectivo y, por tanto, no puede reducirse a la individualidad de cada profesional.

“La xenofobia, el racismo, el clasismo no son cuestiones individuales, sino sociales y colectivas. Y estas preguntas guían mis elecciones y guían las elecciones de editores, fotógrafos, redes sociales. (...) La subjetividad es un tema individual y es un tema colectivo. No podemos olvidar que nos forjamos colectivamente”, dijo.

Träsel señaló que este debate también se conecta con el problema de la desinformación generalizada que se ha afianzado en los últimos años. “Algunas de las rutinas productivas que tenemos en las salas de redacción se han vuelto, en cierto modo, ‘pirateadas’ por grupos de interés”, dijo, ilustrando el uso de la prensa por parte del expresidente brasileño Jair Bolsonaro para inflamar a sus partidarios contra los periodistas y difundir mentiras.

Cunha luego trajo el punto de vista de las agencias de verificación de datos y la lucha contra la desinformación en la discusión sobre la objetividad periodística.

“Una cosa que me incomoda en esa discusión es que [la objetividad] es siempre tratada como si fuese una cosa sólo del periodista, y [sin embargo] tenemos una industria sufriendo hace mucho tiempo en procesos de precarización que deja a reporteros cada vez con menos tiempo y menos recursos para trabajar. Queremos hablar de objetividad, pero los reporteros trabajan 12 horas al día, tienen que salir y entregar una historia al final [del día] (...) Sólo tiene sentido hablar de objetividad si piensas en la práctica colectiva de periodismo”, dijo.

En el contexto de desinformación, el uso de herramientas de edición de imágenes en línea y redes sociales, ejemplificó Cunha, hizo posible que lo que antes daba “una cara de profesionalismo al periodismo” hoy sea muy accesible para ser replicado por cualquiera.

“Ellos [desinformadores] ‘hackean’ un poco lo que hacemos, pero lo hacen de una manera que no podemos hacer en el periodismo, que es sin compromiso ético, y a veces logran llegar a la gente. La única manera de contrarrestar es siendo mejor que esta gente. Y la única manera de ser mejores que los desinformadores es hacer un trabajo más minucioso, más serio, y ese es un compromiso colectivo”, dijo Cunha.

Este compromiso debe incluir una mayor diversidad en las salas de redacción y un ejercicio de humildad y escucha activa de los periodistas en relación con la audiencia, dijo. La caída de la confianza pública en la prensa, registrada en los últimos años en encuestas como la que realiza anualmente el Instituto Reuters, exige un cambio en las prácticas periodísticas, defendió Cunha.

“Ya no podemos asumir que la gente confía en nosotros”, dijo. “Es un ejercicio nuevo que nos están obligando a hacer. ¿Cómo vamos a hacer que la gente vuelva a creer [en el periodismo]? Es algo que no teníamos que hacer hace 10 años. No es que todo el mundo confiara en él, pero había un ambiente mucho más propicio para aceptar a la prensa, y eso nos obliga a revisar algunas prácticas. ¿No deberíamos dar más información, explicar mejor el camino que tomamos, por qué tomamos ciertas decisiones? No darlo por hecho, como si la gente ya entendiera todo el proceso, como si todo fuera obvio”, sugirió Cunha.

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