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P&R: Periodista guatemalteca Claudia Méndez estudia imperio de la ley y procesos judiciales como Becaria Nieman en Harvard

La periodista guatemalteca Claudia Méndez Arriaza, de 35 años, es parte de la clase 2012 de Becarios Nieman. Con 13 años de experiencia como periodista -- ha trabajado como editora y reportera en El Periódico en Guatemala, y ha sido conductora del programa de televisión “A las 8:45” -- Méndez fue nombrada la Becaria Nieman latinoamericana 2012 de la Fundación John S. y James L. Knight.

Mientras se aproxima el plazo en que periodistas deberán presentar sus solicitudes para las becas Nieman (de la Universidad de Harvard) y otras becas, El Centro Knight para el Periodismo en las Américas habló con Méndez sobre sus experiencias como becaria Nieman en Harvard, y cómo lo que está aprendiendo es aplicable al periodismo en Guatemala. Luego de haber cubierto juicios en los tribunales de Guatemala de la post-guerra relacionados al asesinato del Arzobispo Juan Gerardi Conedera, la masacre de las Dos Erres, así como casos de narcotráfico, Méndez está ahora analizando los errores judiciales y cómo la prensa los replica, como parte de su proyecto Nieman.

Centro Knight ¿Qué tipo de notas cubriste en Guatemala?

Claudia Mendez: Empecé cubriendo lo que llamamos nota policíaca, una combinación de notas de seguridad que derivaban de los hechos violentos de cada día: recuerdo bien que el ejercicio inicial con mi editora Mayra Vargas era proponer los cambios en la vida del ciudadano común a raíz de su percepción sobre la seguridad. Y meses después fui asignada a cubrir la nota de tribunales y cortes de Guatemala. En ese momento yo recién cumplía 22 años, así que tenía poca idea de que los tribunales de alguna manera iban a resentir el impacto de la posguerra. Pronto empezaron los intentos de articular juicios de guerra, pero también pronto se vio la dificultad de un sistema débil, poroso y corrupto para llevar adelante esas coberturas. Los casos más complejos en un juzgado iban a darme las lecciones más vívidas y también las más crueles de la historia y política guatemalteca. Entre los procesos que cubrí durante esos años se encuentra las investigaciones y juicio por el asesinato de Monseñor Juan Gerardi Conedera, los primeros esfuerzos por articular casos de asesinatos masivos durante la guerra como la población Dos Erres, además de la serie de juicios y procesos que reflejaban la corriente de violencia común y organizada que sufre la sociedad guatemalteca. Entre estos, casos de narcotráfico bi-nacionales (EE.UU-Guatemala), y últimamente procesos de asesinatos que reflejaban políticas de la llamada "limpieza social", el Caso Pavón. Mi posición en elPeriódico como Editora de Temas Especiales hasta antes de venir a Harvard consistía en coordinar publicaciones relacionadas con esta experiencia: junto con dos reporteros desarrollamos en 2010 series que cubrieron desde violencia común (robo de celulares como un fenómeno) hasta enfoques sociales de narcotráfico (¿por qué los extraditables gozan de favor popular?) y una serie más de noticias de este tipo.

CK:¿Qué piensas del periodismo actual que se practica en Guatemala?

CM: Es un periodismo con al menos dos-tres generaciones nuevas de periodistas jóvenes que emprenden proyectos nuevos, ambiciosos y bastante diferentes. No puedes comparar siquiera el periodismo hace 5 años con el periodismo que producimos ahora. El periodismo ha cambiado y ha avanzado, pero hay mucho más camino por recorrer: por ejemplo aunque existen esfuerzos extraordinarios en el desarrollo del periodismo local, aún encuentro reporteros de comunidades que me repiten: "si no está en los medios de la capital, no ha sucedido". Quizá refleja un vicio más estructural, fuera del periodismo, pero es cierto que el periodismo local se encuentra con muchas amenazas y debilidades en estos días. No obstante, puedes encontrar historias como la que cubrió un colega en la costa sur: las repetidas notas sobre corrupción de una alcaldía, consiguieron cambios estructurales no solo en la administración, sino en la percepción de los pobladores sobre sus autoridades.

MI impresión es que la televisión está desarrollando nuevos modelos de periodismo: durante las últimas elecciones surgieron al menos 3 programas distintos, una serie de debates, que promovieron una discusión distinta. Aunque existía la broma en Guatemala sobre la "debatitis" también es común encontrar que los ciudadanos poseían más información sobre los candidatos. Y es un esfuerzo que ha nacido desde el lanzamiento de A las 8:45 que, independientemente de que yo forme parte de su equipo, generó lo que sucede en cualquier espacio donde entra un nuevo actor: una competencia bastante sana. Surgen nuevos programas de opinión y comentarios en la TV que hace 3 años no estaban: en las propias cámaras tenemos a políticos, empresarios, las personas que ejercen influencia y están en puestos de tomas de decisión, están allí, platicando, conversando abiertamente frente a las audiencias.

Aunque también hace falta más. Por ejemplo debastes de fondo: muchas veces las coberturas se mantienen en la superficie de los hechos y existe poco ejercicio periodístico para analizar "procesos" o "estructuras" con esto me refiero a llevar el periodismo a niveles más profundos para que abandone el método de "cubrir-un-escándalo" hacia estados más serios y profundos para develar los sistemas de poder corrompidos.

CK: ¿Por qué aplicaste por la beca de Nieman, y cómo reacionaste cuando enterraste que ganaste?

CM: En 2007 un ex becario guatemalteco de la Fundación Nieman, Julio Godoy, el primer periodista guatemalteco en ganar esta beca me informó sobre la Fundación Nieman y con mucho ánimo me propuso participar. En ese entonces yo recién concluía una maestría en Literatura Hispanoamericana: había concluido la maestría al mismo tiempo que mantenía mi trabajo de tiempo completo en elPeriódico, así que necesitaba una pausa de la vida académica. Estoy en deuda con Julio Godoy, pues aún tengo correos de él en los cuales, dos año después, me anima de nuevo a participar para la beca.

Hubo más personas que me animaron además de Julio Godoy, vino Jean Marie Simon, una abogada graduada de Harvard, cuyos esfuerzos por discutir la violencia y consecuencias de la guerra en Guatemala, desde la fotografía, y la educación, sobretodo, quien me habló sobre la Fundación Nieman y fue una persona que me animaba desde 2010 y fue un apoyo en todo el proceso de edición de mis aplicaciones para la beca. Y luego en el foro de la Universidad de Texas en Austin, conocí a Cecilia Alvear, quien me dio el último empujón: yo dudaba en aplicar pues no era claro para mí que tenías el apoyo económico total de la Fundación Knight, pero Cecilia Alvear fue generosa conmigo en explicar cada paso, incluso la revisión de los catálogos de cursos para tener ideas más claras. Empecé a escribir y ex becarios como Raúl Peñaranda dieron consejos de cómo aplicar y cómo prepararme para un año acá. Y desde Guatemala conté con el apoyo incondicional de mis jefes: Juan Luis Font y Ana Carolina Alpírez. Menciono todos estos nombres porque son determinantes, cada plática con ellos, cada respuesta y consejo que iba y venían en correos electrónicos responden por qué apliqué a esta beca: porque hubo personas que animaron a hacerlo, colegas, mentores que confiaron en mí y empujaron a hacerlo.

Y ¿cómo reaccioné al ganarla? Soy una mujer marcada con la fe cristiana, así que cuando me enteré que había ganado estaba llena de gratitud con este regalo de Dios. Mucha emoción, que pronto se tranforma en ejercicios mentales para trazarse objetivos acá para aprovechar la oportunidad al máximo.

CK: ¿Cómo van tus experiencias en Harvard? Qué has aprendido?

CM: He aprendido mucho. Hay una lección cada día: re-pensar conceptos aprendidos. O replantearme aquello que daba por hecho. Las discusiones con los profesores, los estudiantes, los métodos de estudio y aprendizaje son diferentes y creo que Harvard, tiene cada día, preguntas nuevas para sus estudiantes, para que descubran y re-descubran el mundo que les rodea. Yo tenía una idea, por ejemplo, del concepto "Estado de Derecho" y de hecho eso está en mi propuesta de estudio para llegar acá. En una clase, se transforma completamente el concepto en una pregunta que nos obliga a re pensar si realmente hay un concepto claro de Estado de Derecho en el mundo y ¿quién lo define? ¿Clases gobernantes? ¿clases gobernadas? También un estudio literario del siglo 19 ha sido una gran lección para comprender cuántos procesos actuales del periodismo, por ejemplo, quedaron definidos en el ejercicio de la literatura.

CK: ¿Qué ha sido tu experiencia favorita como becaria?

CM: Hay muchas: desde formar parte de un grupo de trabajo en un programa conjunto de Kennedy y Law School en el cual realizamos trabajo de campo en instituciones del sistema de justicia en Boston hasta descubrir mi nuevo medio de transporte en Cambridge: una bicicleta! Son muchas experiencias: espirituales, personales, intelectuales, profesionales. NO se puede pasar por alto la relación con el resto de becarios, quienes traen experiencias de tremendas lecciones en periodismo mundial.

CK:<./b> Descríbeme tu proyecto. ¿Qué es? ¿Por qué te interesa este tema? ¿Cómo vas a aplicar este proyecto?

CM: El proyecto está apenas en nacimiento: un análisis sobre errores judiciales que la prensa replica y duplica. El impacto de la prensa en los errores judiciales y si la prensa asume un papel íntegro en todos estos procesos. Me interesa porque he sido testigo de cómo puede modificarse una vida no solo por un error judicial, sino por un error periodístico.

CK: ¿Cuándo regresas a Guatemala, y cuáles son tus planes cuando regresas?

CM: Supongo que en Julio. Y mis planes son volver a mis puestos con nuevas ideas que espero aplicar enseguida.

CK: ¿Cómo puedes mejorar/cambiar periodismo en Guatemala con lo que has aprendido en Harvard?

CM: Compartiendo y educando: la carrera de periodismo se transforma a través de quienes ocupamos posiciones desde las cuales podemos compartir conocimiento y experiencia con los nuevos reporteros. Animar y alimentar la curiosidad de los nuevos reporteros, plantear más preguntas que las necesarias, generar debates sobre nuestro papel y cómo lo desempeñamos.

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