Los involucrados en la operación Lava Jato, el esquema de pago de sobornos que por varios años formaron empresas brasileñas y políticos de ése y al menos otros 12 países, recurrieron a métodos de corrupción sofisticados, como la utilización de empresas offshore, cuentas en paraísos fiscales y sobrecostos en contratos de obras públicas. Y por supuesto también cuidaron que sus acciones no dejaran rastro.
La organización periodística estadounidense Reporteros y Editores de Investigación (IRE, por sus siglas en inglés) reconoció a la asesinada periodista mexicana Miroslava Breach Velducea con la primera Medalla Don Bolles, nombrada así por un reportero estadounidense muerto en 1976.
Los 977 participantes del 12º Congreso Internacional de Periodismo Investigativo, realizado del 28 de junio al 2 de julio, marcaron un récord para la Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo (Abraji, por su acrónimo en portugués) en sus 15 años de fundación.
Ocho periodistas latinoamericanos forman parte de los nuevos miembros del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), la red transnacional de investigación detrás de la conocida como Panama Papers o los Papeles de Panamá.
En la era de los datos masivos, el periodismo se ubica en una posición crucial al apoyarse en la tecnología informática para reinventar sus métodos de búsqueda, análisis y cobertura de las noticias.
Organizaciones de defensa de la libertad de expresión en Panamá están en alerta después de que el Ministerio Público divulgara que investiga la compra de un conglomerado de medios en el país por presunto lavado de dinero.
El 12 de julio, un juez federal de Brasil sentenció al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a nueve años y medio de prisión por los cargos de corrupción y lavado de dinero en el marco del caso Lava Jato, un esquema de pago de sobornos en al menos 12 países que involucra a varias empresas brasileñas y políticos de América Latina.
El 3 de abril de 2016, salieron a la luz los Panama Papers, una investigación que involucró a 370 periodistas de 76 países –incluyendo a 96 periodistas de 15 naciones latinoamericanas–, quienes develaron una red de evasión de impuestos y creación de compañías en paraísos fiscales por parte de empresarios y líderes alrededor del mundo.
La “andanada” de censura y presión a la que se han visto expuestos los periodistas mexicanos en los últimos años le recuerda a la reportera Alexandra Xanic lo vivido en los años 90 en ese país. La dependencia de los medios de la pauta oficial, la reducción de las salas de redacción y la búsqueda de los medios por “llenar espacios”, han ido dejando al periodismo de investigación cada vez más olvidado, y el poco que se hace no logra tener el impacto que debería.
Para Ojo Público, la búsqueda de nuevas narrativas y formatos para contar una historia es constante. Según los periodistas que integran este medio peruano de periodismo investigativo, el método que utilizan consiste en diseñar investigaciones que combinen revelación e innovación, aplicando herramientas digitales que les permitan mejorar la reportería y la narrativa de sus historias, para así informar al público.
La madrugada del 5 de mayo de 1996, Gustavo Díaz, un comerciante del puerto de Turbo, en Urabá, Colombia, lo perdió todo. Su esposa y dos de sus hijas fueron asesinadas y calcinadas junto con su tienda de abarrotes a manos de guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en una de las más de 2 mil masacres ocurridas en ese país desde 1982.
Si hubo un caso mexicano que logró la atención de los medios del país y del mundo, fue la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotnizapa en Iguala, estado de Guerrero, el 26 de septiembre de 2014.