En 2024, LatAm Journalism Review (LJR) publicó más de 250 artículos, entrevistas y listas de recursos sobre periodismo y libertad de prensa alrededor de la región.
La cobertura de la violencia contra periodistas, y en específico en México, tuvo un importante espacio en nuestra cobertura. Así como el aumento de la represión en Venezuela, después de unas disputadas elecciones presidenciales en el país.
Otros casos que seguimos este año fue el del periodista guatemalteco José Rubén Zamora Marroquín que estuvo más de 813 días en prisión y le fue concedido el arresto domiciliario este año; y el acoso judicial que sufren los periodistas en Brasil.
Al igual que hacemos cada año, cada reportero de LJR elaboró su propia retrospectiva, seleccionando sus historias más memorables y destacando otras escritas por sus colegas.
También enumeramos los artículos que más cautivaron a nuestra audiencia y estuvieron entre los más leídos del año.
En los cinco años que llevo reportando para LatAm Journalism Review, la violencia contra los periodistas en México ha sido una triste constante. Frente a este aterrador escenario, ha sido importante la creatividad y el coraje de los periodistas mexicanos, que no se doblegan ante las amenazas e inventan nuevas formas de resistir frente a quienes quieren silenciarlos.
En el artículo “De la sala de redacción al escenario”, mi colega César López Linares nos contaba cómo los periodistas han intentado comunicarse con el público y sensibilizarlo sobre el impacto de la violencia a través del teatro. Esta iniciativa me conmovió especialmente porque pone de relieve el potencial del arte y de la narración de historias para crear puentes y posibilidades para el mundo: un mundo en el que los periodistas que vigilan al poder sean respetados y valorados como los profesionales valientes e imprescindibles que son.
En Argentina, la situación de los periodistas no es tan grave como en México, pero las organizaciones y asociaciones profesionales vienen dando la voz de alarma sobre los retrocesos en la libertad de prensa y el aumento de la violencia contra los periodistas. En el artículo “Violencia digital silencia a las periodistas argentinas”, les hablé de un aspecto específico de la violencia contra los periodistas en ese país: los ataques a mujeres periodistas que cubren el derecho al aborto, los feminicidios y los derechos humanos.
Las historias que leí y escuché realmente me impactaron. Soy mujer, periodista y mamá, y no pude evitar ponerme en la piel de una periodista argentina que me contó la amenaza que recibió mencionando a su hijo. La persona que la amenazó consiguió lo que quería: la periodista abandonó la cobertura que estaba haciendo por miedo a que le pasara algo al niño. Las historias de periodistas silenciadas por la violencia digital son la prueba de que lo virtual es real y de que hay muchos interesados en silenciar a las mujeres que se levantan para denunciar la violencia a la que muchas nos enfrentamos a diario. No podemos dejarlas solas.
Durante 2024, la libertad de prensa en la región se vio afectada por cuenta de los diferentes ataques, un hecho que se vio reflejado en nuestras historias en LJR. Ejemplo de eso son el largo encierro del periodista José Rubén Zamora en Guatemala (quien, a pesar de tener arresto domiciliario ha sufrido serios intentos por devolverlo a prisión), o los intentos por hacer lo mismo con el periodista Gustavo Gorriti en Perú. También hubo algo de luz con casos en los que se dio algo de justicia en crímenes contra periodistas después de más de 40 años. Uno de ellos la sentencia en Perú por la desaparición forzada del periodista Jaime Ayala Sulca, y el juicio que se adelanta en El Salvador por el asesinato de cuatro periodistas holandeses.
Sin embargo, una de las historias de mayor impacto fue la de la periodista nicaragüense Fabiola Tercero quien se encuentra desaparecida desde el 12 de julio después de que miembros de la policía allanaran su domicilio. Tercero alcanzó a avisar a algunos colegas sobre lo que sucedía, pero las autoridades del país se han negado a dar información sobre la situación de Tercero. Su caso merece toda la atención de la comunidad internacional y una mayor exigencia a la administración de Daniel Ortega para que dé información sobre Tercero, cuyo caso es considerado por organizaciones de libertad de prensa como uno de desaparición forzada.
Y hablando de casos que generan impacto les invito a leer el artículo de mi colega Carolina de Assis que da cuenta sobre cómo dos periodistas en Brasil encontraron a 63 candidatos políticos que eran buscados por la justicia de ese país. A raíz de un comentario de un lector, y con base en periodismo de datos, las reporteras lideraron una investigación que llevó a la detención de 36 candidatos a las elecciones municipales de Brasil.
Este año, la libertad de expresión y el trabajo periodístico en Venezuela, mi país, se ha visto amenazado a niveles nunca antes vistos. En LatAm Journalism Review (LJR) hemos estado a la altura de la situación y hemos hecho un seguimiento antes y luego de que Nicolás Maduro se declarará vencedor de las elecciones presidenciales a finales de julio, en medio de la polémica y sin publicar los resultados oficiales.
A través de mis reportajes, documenté cómo los medios de comunicación digitales se prepararon antes de las elecciones venezolanas para superar la represión y la desinformación; cómo los periodistas que cubrían las protestas postelectorales fuera de las grandes ciudades eran más vulnerables a las agresiones físicas; cómo un grupo de reporteros anónimos se protegió presentando sus datos a través de avatares generados por inteligencia artificial; cómo las autoridades detuvieron a mujeres periodistas, y cómo las autoridades detuvieron y retiraron los pasaportes a algunos periodistas en la represión postelectoral.
En estos artículos se resume cómo, desde las elecciones, las autoridades han detenido a una decena de periodistas, cerrado tres medios de comunicación, anulado los pasaportes de una veintena de periodistas y bloqueado varias redes sociales y sitios de Internet, empujando a muchos trabajadores de la prensa a huir del país o buscar alternativas para seguir informando.
De igual manera, quisiera destacar la cobertura que ha hecho mi compañero César López Linares sobre la violencia en México contra los periodistas. En este trabajo Así fue el sexenio de López Obrador para el periodismo y la libertad de prensa en México, César logra resumir de manera clara y concisa la situación de la libertad de expresión durante el gobierno de López Obrador que estuvo marcado por un aumento alarmante en las agresiones contra periodistas, así como por una controvertida estrategia de relación con los medios de comunicación.
Como periodistas se nos enseña a hacer buen uso del lenguaje, nuestra principal herramienta de trabajo. Pero, ¿qué pasa cuando esa encomienda se contrapone a una de las principales obligaciones de la profesión, que es reportar la realidad tal cual es? Esa disyuntiva me motivó a escribir el artículo “Más allá del lenguaje, expertos dicen que empatía, precisión y respeto son clave en coberturas sobre población no binaria”.
Expertos en lenguaje y periodistas que han cubierto temas sobre personas no binarias compartieron sus puntos de vista sobre cómo la negativa de algunos medios de usar lenguaje incluyente contribuye a la invisibilización y revictimización de esa población. El artículo también explicó que el uso de lenguaje no binario en las noticias no implica violar las reglas del español. Por el contrario, va en línea con la obligación del periodismo con la precisión, el respeto a la pluralidad y la diversidad de experiencias representadas.
De mis compañeros, me gustaría destacar el artículo “Medios digitales en Venezuela colaboran para superar desinformación y restricciones a la prensa en vísperas de las elecciones presidenciales”, de Katherine Pennacchio. La pieza evidenció cómo las iniciativas colaborativas entre medios ayudan a enfrentar los desafíos que representa cubrir procesos electorales en contextos autoritarios.
El artículo de Katherine recogió estrategias que cobraron especial relevancia tras las elecciones, cuando el panorama para la prensa se tornó aún más sombrío, marcado por detenciones arbitrarias, autocensura generalizada y un entorno cada vez más hostil para el ejercicio del periodismo.
Entre las historias que publiqué en LJR en 2024, destaco “la próxima presidenta de México promete proteger a los periodistas del país. ¿Qué puede hacer?” como la más importante. La situación que viven los periodistas mexicanos es demencial, con muertes que se acumulan desde hace años sin que nada cambie.
Nada de esto es inevitable. Todo depende de decisiones políticas, de opciones gubernamentales, de priorizar o no la seguridad de los periodistas. Mi artículo ofrece una hoja de ruta de acciones concretas a seguir si Claudia Sheinbaum quiere protegerlos. Cosa que no está sucediendo: en los primeros 65 días de gobierno de Sheinbaum, tres periodistas han sido asesinados.
En segundo lugar, me gustaría destacar tres artículos sobre el acoso judicial en Brasil: Periodistas que critican a gobernador brasileño enfrentan investigaciones; Tribunal Supremo interviene; En Brasil, políticos bombardean a periodistas con demandas por coberturas desfavorables; y Supremo Tribunal de Brasil sienta precedente para combatir el acoso judicial a periodistas
En conjunto, creo que muestran cómo el acoso judicial contra periodistas está muy extendido en Brasil, y cómo los poderosos actores políticos y económicos lo utilizan para silenciar a quienes les critican. También hablan de cómo el sistema judicial está reaccionando ante ello, de forma concreta pero todavía insuficiente.
Por último, me gustaría destacar la entrevista “Existe una afinidad estructural entre los medios de comunicación y la comunicación populista”, con la politóloga Paula Diehl. Aquí entramos en el terreno del análisis: creo que la académica toca cuestiones profundas sobre la prensa que merecen una reflexión por parte de todos los periodistas.
Entre mis colegas, me gustaría destacar la brillante cobertura que mi compañera Silvia Higuera dio durante todo el año al encarcelamiento del periodista guatemalteco José Rubén Zamora. El caso de Zamora, que pasó 813 días en prisión, es una de las expresiones más grotescas de la censura actual. Actualmente se encuentra en arresto domiciliario, lo que en sí mismo es una injusticia, y no se sabe cuánto tiempo durará su calvario.
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