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2022 ha sido el año más violento para la prensa en Latinoamérica, según informes de la Red Voces del Sur y Reporteros sin Fronteras

Por Katherine Pennacchio y André Duchiade

En el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, la Red Voces del Sur y Reporteros sin Fronteras presentan informes anuales sobre violaciones a la libertad de expresión, libertad de prensa y acceso a la información en América Latina.

El año 2022 ha sido el más violento para la prensa en la región latinoamericana, en los últimos cinco años, según el informe Sombra de la Red Voces del Sur (VDS).

Voces del Sur, una red de 17 organizaciones de  la sociedad civil que monitorea, analiza, y reporta el estado de la libertad de expresión, la libertad de prensa y el derecho de acceso a la información en América Latina, presenta este informe conmemorando sus cinco años de funcionamiento. 

Las organizaciones de la Red registraron 31 asesinatos de personas periodistas durante 2022. También se registraron 1.953 agresiones y ataques en contra de personas periodistas en la región en la forma de atentados, agresiones físicas, ataques a la infraestructura, destrucción de equipos, y amenazas de muerte, entre otras. A su vez, se registraron 20 casos bajo el nuevo indicador de violencia sexual.

“Desafortunadamente, los Informe Sombra desde el 2018 en adelante se han caracterizado más por sus similitudes o continuidades que por sus diferencias. Este año, el énfasis del informe ha sido analizar las tendencias en los patrones de violencia a nivel regional. A través del análisis de los datos que la Red ha podido consolidar en estos cinco años de monitoreo, hemos encontrado 10 patrones que parecen no solo repetirse anualmente, sino que tristemente parecen empeorar o agravarse año con año”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Miguel Antonio Gómez, encargado de la investigación y análisis del informe. 

Los patrones que han ido empeorando año tras año y se han convertido en tendencias de las alertas documentadas y reportadas por la Red son: el recrudecimiento de la violencia, aumento de la violencia en medio de las protestas, la estigmatización que incita a más violencia, el Estado como el principal agresor, la creciente amenaza del crimen organizado, la inadecuación de los mecanismos de protección existentes, el abuso del poder estatal, las leyes y el sistema de justicia como instrumentos para silenciar, la impunidad y la autocensura y exilio. 

Los datos del informe Sombra de la Red VDS 2022 reflejan evidentemente un recrudecimiento de la violencia frente al 2021. Tres elementos a destacar son el cierre de espacios, la autocensura y el exilio.

En 2022 se registró el cierre de centenares de medios de comunicación, sobre todo por medidas administrativas y judiciales arbitrarias. A esto se le suma el cierre masivo de medios que se vivió durante los años de la pandemia y la crisis del modelo de negocio de los medios basado en publicidad. 

“Estas dos situaciones, una de violencia y otra de precariedad, han llevado a una situación en la que podríamos afirmar que nos estamos quedando sin periodistas y medios de comunicación. Obviamente es una exageración pero ya en países como Cuba, Nicaragua y Venezuela es una situación que empieza seriamente a preocupar a las organizaciones locales que están viendo el éxodo masivo de personas periodistas y el cierre a gran escala de medios de comunicación”, dijo Gómez.

Perspectiva de género e inclusión 

Tal como explican en el informe, la Red VDS basándose en las recomendaciones metodológicas de las Naciones Unidas ha incorporado a un indicador transversal de género para documentar las amenazas y ataques diferenciados contra las mujeres periodistas o personas periodistas de la diversidad sexual. 

“La ‘Alerta de Género’ se emite cuando una violación a la libertad de expresión contiene elementos de discriminación basada en género, así como el aspecto físico, la sexualidad, la expresión de género, la identidad de género o la orientación sexual de las personas periodistas. Adicionalmente, este año, la Red VDS ha diseñado un nuevo indicador de ‘Violencia Sexual’ para visibilizar aún más las formas de violencia diferenciadas que experimentan las mujeres periodistas y periodistas de la diversidad sexual”, dice el informe. 

Según Gómez, las organizaciones de la Red deben comprender y entender mejor como funciona la violencia contra las mujeres periodistas y periodistas de la diversidad sexual ya que tienen características especiales que la distinguen de la violencia en contra de los periodistas hombres. “La principal diferencia es sin duda la connotación sexual o sexualizada que adquieren muchas de estas agresiones. Estamos hablando de amenazas de violencia sexual, pero también de que las mujeres tienden a estar menos representadas en los medios, de que sufren comentarios machistas o misóginos que aluden a su condición de género. También es mucho más común ver que [las amenazas] involucran a la familia o al círculo íntimo, etc”, dijo él.

El investigador también piensa que seguramente existe un subregistro importante porque identificar la violencia de género no siempre es sencillo y depende fundamentalmente de las capacidades de las organizaciones que conforman la Red de poder ‘detectar’ estas formas de violencia diferenciadas.

La alarmante situación en México 

Según el informe, los tres países más letales para la prensa en la región latinoamericana fueron México, Honduras y Ecuador. En el caso de los asesinatos de periodistas, estos han tenido un aumento alarmante en México, pasando de seis casos reportados en 2020 a nueve casos en 2021, y 15 en 2022.

En general, en México hay altísimos niveles de estigmatización, y a la vez es uno de los países más peligrosos de la región para el ejercicio periodístico junto a Brasil, Venezuela, Colombia y Ecuador. 

Cada 13 horas se agrede a un periodista en México. Según Paula Saucedo, oficial del programa de Protección y Defensa en Artículo 19, esto se debe a diversas razones. “Tiene que ver con la impunidad de los crímenes contra la libertad de expresión, la cual es casi el 98%. Casi ningún crimen se investiga, y de los que se investiga casi nunca se da con los autores intelectuales de los crímenes ni se sabe a ciencia cierta el móvil de estos. No hay reparación de daños ni a las víctimas ni a la sociedad, y eso permite que se agreda más”, dijo Saucedo a LJR.

“Además quienes agreden más a la prensa en México son personas servidoras públicas y el mayor número de agresiones contra la prensa están vinculadas a investigaciones de corrupción entonces parece que es un círculo en el que la prensa es agredida para silenciarla. Es un contexto perfecto para agredir a la prensa”, agregó ella.

También en México, Honduras, Ecuador, Bolivia y Argentina se ha reportado un preocupante aumento de las violaciones a la libertad de expresión y prensa, proveniente de grupos del crimen organizado. “En lo personal esto me aterra porque es ver como van penetrando y se van organizando y consolidando estos grupos en la región, desgraciadamente muchas veces en colusión con autoridades locales, sobre todo en zonas vulnerables, alejadas de las capitales”, expresó Gómez. 

“Si bien el Estado sigue siendo identificado como el principal responsable de violaciones a la libertad de expresión, el aumento de las alertas que identifican al narcotráfico y grupos armados como responsables es escalofriante y estos grupos son los principales responsables de los crímenes más atroces como asesinatos”, dijo él. 

Para Saucedo, una forma de mitigar los riesgos es creando redes de apoyo en pro de la protección y seguridad de la prensa. Además de seguir denunciando la violencia. “Aunque a veces es complicado en contextos tan hostiles, las redes de apoyo entre y para periodistas son muy importantes. Hemos visto que, a lo largo de la historia de México y América Latina, los colectivos empujan a muchos cambios sociales”. 

Reporteros sin Fronteras también registra deterioro

Otro estudio sobre la libertad de prensa, la 21ª Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF), publicada el miércoles 3 de mayo, muestra también un deterioro de las condiciones para el ejercicio del periodismo en la región. Según el estudio, “la polarización y la inestabilidad institucional que afectan a varios países de la región fomentan la hostilidad y los recelos hacia los medios”.

El país que más posiciones perdió en la clasificación de RSF fue Perú, que cayó 33 posiciones y ahora ocupa el puesto 110 de la clasificación. El principal motivo de la caída fue el uso generalizado de la fuerza por parte de las autoridades tras el cambio de gobierno en diciembre de 2022, cuando, a punto de ser depuesto, el entonces presidente Pedro Castillo intentó un fallido golpe de Estado.

“Desde el cambio de gobierno, en diciembre de 2022, la policía intensificó el uso excesivo de la fuerza contra los periodistas que documentan detenciones arbitrarias, muertes y golpizas durante protestas. En ese contexto, los militares también participan en operaciones de desinformación y hostigan a periodistas no afines a su línea. Los medios tradicionales estigmatizan a los manifestantes que participaron en el estallido de diciembre, calificándolos como terroristas, y los ciudadanos agreden a periodistas de esos medios. Desde 2018, año en el que se publicaron las investigaciones periodísticas del caso Odebrecht, continúan las agresiones de turbas de extrema derecha a profesionales de la información”, según RSF.

Haití bajó 29 posiciones y aparece en el puesto 99 del ranking. La situación de seguridad es la principal razón. “Cada vez más estigmatizada y vulnerable, también está en el punto de mira de las bandas desde hace dos años, que secuestran o asesinan a periodistas con total impunidad. Sólo en 2022, al menos seis de ellos perdieron la vida por motivos profesionales, lo que sitúa a Haití en la lista de los países más peligrosos para los periodistas en la región”, indica el informe de RSF.

También hay menciones negativas para Ecuador (baja 12 puestos y se sitúa en el 80), donde la creciente influencia de las organizaciones criminales ha provocado un deterioro significativo de las condiciones de trabajo de los periodistas, y México (baja un puesto y se sitúa en el 128), donde “la violencia extrema de los cárteles y su frecuente connivencia con las autoridades locales siguen destruyendo paulatinamente el periodismo”.

Además, la región perdió al miembro que le quedaba con una situación de la prensa considerada positiva: Costa Rica perdió 15 posiciones, y pasó al número 23 de la clasificación, con una situación considerada regular. Esto tuvo que ver con la situación política: en 2022, el gobierno del presidente Rodrigo Chaves “profirió ataques verbales hacia determinados medios y periodistas, y ciertas instituciones se negaron a facilitar información de interés público a los medios”, afirmó RSF.

El cambio positivo según la organización se produjo en Brasil. El país subió 18 posiciones, y ahora ocupa el puesto 92 en la clasificación. El motivo fue el cambio de presidente. “La salida del expresidente Jair Bolsonaro, que atacó sistemáticamente a periodistas y medios durante todo su mandato, ha reavivado las esperanzas de que se normalicen las relaciones entre el Estado y la prensa”, afirmó RSF.

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