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Agência Pública disemina su periodismo investigativo por el mundo con soluciones creativas de financiamiento y distribución

*Esta historia hace parte de un proyecto especial sobre Innovadores en el Periodismo de América Latina y el Caribe.


Desde marzo de 2016, una casa de dos plantas y 300 metros cuadrados en una calle arbolada de Botafogo, en la zona sur de Río de Janeiro, Brasil, ha sido un refugio y un espacio de celebración para periodistas brasileños y extranjeros y para quienes se interesan por el periodismo y por las transformaciones que están ocurriendo en este campo.

Se trata de Casa Pública, el primer centro cultural de periodismo en Brasil y un proyecto de Agência Pública, también pionera en el país como agencia independiente de periodismo investigativo. La casa también es un hogar temporal para reporteros extranjeros, una incubadora para nuevas ideas sobre cómo contar historias y un importante espacio de discusión sobre el futuro del periodismo en Brasil y América Latina.

Desde hace cinco años – cuando fue lanzada, en marzo de 2011 – Agência Pública viene promoviendo una revolución no solo en su país de origen, sino especialmente en América Latina. La agencia es una de las principales promotoras y representantes de una escena regional que reúne medios nativos digitales fundados y liderados por periodistas y que se hace cada vez más fuerte y relevante en la región.

Creada y dirigida por las periodistas Marina Amaral y Natalia Viana, Pública desde su fundación se ha estructurado como una organización sin fines de lucro dedicada a hacer periodismo investigativo guiado por el interés público y por la defensa de los derechos humanos.

Una filtración como puntapié inicial

Las fundadoras y actuales directivas de Agência Pública se conocieron en la revista Caros Amigos, de la que Amaral era una de las fundadoras y editoras y donde Viana comenzó como pasante en 2002 y se convirtió en reportera.

En 2006, Viana salió de Caros Amigos para hacer una maestría en periodismo radial en Londres, donde conoció el periodismo investigativo sin fines de lucro, a través del Center for Investigative Journalism (CIJ). Al regresar a Brasil, continuó haciendo informes para medios de todo el mundo, produciendo y publicando sus investigaciones sobre derechos humanos en portugués e inglés.

A través de esa red internacional de periodistas investigativos, Viana se convirtió en la articuladora de la divulgación en Brasil de Cablegate, la filtración de WikiLeaks de correspondencias entre diplomáticos estadounidenses en varios países y el gobierno de Estados Unidos, a principios de 2011. Aunque las dos fundadoras – más la periodista Tatiana Merlino, quien acabó saliendo al principio del proyecto – ya habían compartido desde un tiempo atrás la idea de crear una agencia de periodismo investigativo sin fines de lucro, esa terminó siendo la primera gran asociación de Pública y la ocasión para su lanzamiento.

“Fue ahí donde fundamos la primera agencia de periodismo investigativo de Brasil, un poco reflejándonos en la experiencia del ICIJ [sigla en inglés para el Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos], un poco a partir de lo que aprendimos de WikiLeaks, y mirando también qué estaba sucediendo internacionalmente – el Bureau of Investigative Journalism, el CIJ, ProPublica”, explicó Viana al Centro Knight.

Por su parte, Amaral comenzó en el periodismo en 1984, pasando por algunas de las principales redacciones de Brasil como redactora, reportera y editora. En 1997 formó parte del equipo fundador de la revista Caros Amigos, donde se quedó hasta 2007. Ella cuenta que su experiencia en esa revista impresa, cerrada en diciembre de 2017, le dio elementos importantes para la fundación de Agência Pública.

“Aprendí que para hacer un negocio de ese tipo, usted necesita tener dinero para perder. Como nosotras [Viana y ella] no teníamos dinero para perder, pensamos ‘ok, vamos a hacer lo que sabemos hacer: trabajar. Vamos a hacer que nuestro trabajo aparezca y a partir de ese trabajo conseguimos los recursos”, recuerda Amaral.

Para hacer que este proyecto fuera una realidad y que se solidifique cada vez más, las directivas y su equipo han experimentado diferentes formatos, modelos de reportajes y tipos de financiamiento, al mismo tiempo que invierte en la diseminación internacional de su trabajo y de los temas que les son caros a través del intercambio con periodistas extranjeros.

Además, como parte de su misión, adoptaron una interesante estrategia para diseminar su contenido, constituyéndose como “una agencia y no un medio” como explicó Amaral.

Otros medios pueden reproducir el contenido de Pública bajo licencia Creative Commons. Como resultado, solo en 2017, 700 medios republicaron las historias de la agencia, según Viana. “Eso desde sitios súper influyentes como The Guardian [Reino Unido], El País [España], Folha de S. Paulo y Valor Económico, hasta el blog de Santarém, en Pará [Brasil]. Es un espectro muy chévere, muy amplio”.

En estos siete años, el esmero y la calidad de los contenidos producidos por Pública fueron reconocidos nacional e internacionalmente por algunas decenas de premios. Viana dio una pista que ayuda a explicar este recorrido: “No hacemos nada que sea una locura, que surgió de nuestra cabeza de un día para el otro”, afirmó. “Marina y yo tenemos una regla: si no sentimos que está seguro, no ‘lanzamos el bloque a la calle’. Seguimos pensando un poco mejor. Hacemos todo con mucha calma, con bastante cuidado”

Una casa para celebrar el periodismo

Viana ejemplifica este cuidado con uno de los principales proyectos de la agencia: Casa Pública, un centro cultural de periodismo que fue abierto en Río de Janeiro en 2016 tras dos años de planificación.

Agência Pública fue fundada en São Paulo, en el espacio donde hasta hoy se encuentra su sede y redacción. Allí trabaja la mayor parte del equipo, que cuenta actualmente con 19 personas, bajo la supervisión directa de Amaral.

Pero fue Río de Janeiro la ciudad que las directoras de Pública eligieron para instalar su espacio de celebración del periodismo, como describió Viana, responsable de la Casa y de los proyectos especiales de la agencia. Esta elección se dio mucho en función de los grandes eventos que la ciudad acogió recientemente: la Copa Mundial de Fútbol Masculino, en 2014, y los Juegos Olímpicos de Verano, en 2016.

Uno de los objetivos con la Casa era ampliar un programa de mentoría que Pública ya venía realizando desde su fundación con el Concurso Microbolsas de Reportagem (Microbecas de reportaje), que prevé un presupuesto y un acompañamiento de las editoras de la agencia para artículos de reporteros freelance. También querían invertir en la incubación de otras iniciativas de periodismo digital dirigidas por periodistas y que no pertenecían a ningún grupo económico o de medios tradicional.

“Sentimos que valía la pena expandir no sólo ese trabajo de incubación, sino también el trabajo de colaboración, conversaciones, eventos”, dijo Viana. "Pensamos en un proyecto que traía ese lado de colaboración y conversaciones en torno a las Olimpiadas, con una residencia [para periodistas] sobre eso. Ese era el proyecto inicial; Casa Pública funcionaría en el año de las Olimpiadas, ella fue concebida para eso. Sabíamos que habría muchos periodistas extranjeros en Río, entonces era una oportunidad de conversar con ellos, porque Pública venía cubriendo violaciones de derechos humanos en relación a la Copa y las Olimpiadas desde 2011”.

Si en un primer momento la Casa sirvió para revisar las investigaciones de la agencia y conectar periodistas extranjeros con el contexto más grande en el que se realizaban las Olimpiadas, el espacio pronto trascendió su misión inicial.

Además de los Juegos Olímpicos, en 2016 Brasil vivió otro momento extraordinario: el impeachment de Dilma Rousseff, entonces presidente del país. “Las personas no tenían dónde hablar sobre eso”, comentó Viana. “Hubo muchas conversaciones aquí que fueron muy importantes. Tuvimos una conversación, por ejemplo, que fue muy chévere porque tenía todo que ver con la casa: era la visión de los periodistas extranjeros sobre el impeachment”. Según Viana, unas 400 personas hicieron fila ese día para entrar en el espacio, que alberga cómodamente a 70 personas.

“Entonces, por un lado, la gente necesitaba un espacio para conversar. Por otro lado, estudiantes y personas que se interesan por el periodismo sentían la necesidad de un espacio para hablar sobre el nuevo periodismo, una discusión que no se tratara de la ‘crisis del periodismo’, del ‘fin del periodismo’, de los salarios malos, etc.”, dijo la directora de Pública.

No se trata de ignorar los problemas, explicó Viana. “Pero este es un espacio para experimentar, revigorizar y celebrar el nuevo periodismo”, que ella conceptualiza a partir de algunos criterios: organizaciones nativas digitales, lideradas por periodistas, cuya primera finalidad es hacer periodismo y que actúan con el objetivo de permanecer y estabilizarse a largo plazo. “Estas organizaciones ya están cambiando el periodismo brasileño y van a cambiar mucho más pronto”, cree.

De hecho, fue a partir de Casa Pública que surgió la idea del Festival 3i. El evento fue realizado en noviembre de 2017 con el objetivo de promover discusiones sobre un periodismo que correspondiera a las tres ‘i’ – innovador, inspirador e independiente. Además de Pública, participaron de la organización otros medios digitales independientes como Nexo, Ponte, Agência Lupa, Brio, Nova Escola, Repórter Brasil y JOTA con el apoyo de Google News Lab. Entre los asistentes estuvieron representantes de medios independientes de otros países como Ojo Público y Convoca de Perú, los argentinos Chequeado y Tiempo Argentino, Nómada de Guatemala y el mexicano En Malos Pasos, entre otros.

“Desde el principio queríamos hacer un festival de periodismo independiente”, contó Viana. “El otro día alguien me preguntó, en el contexto del 3i, si los periodistas de la prensa tradicional pueden aprender de nosotros. Obvio que pueden, así como uno puede aprender de ellos. Sólo que la gente aprende con ellos todo el tiempo, porque en todos los congresos, en todas las conversaciones en facultades, usted oye las perspectivas de la prensa tradicional, del formato tradicional de producir noticias. Chévere. No creo que tenga que desaparecer, pero creo que hay muchas cosas que tienen que ser escuchadas, y la Casa también ofrece eso”.

Residencia periodística

Casa Pública alberga más que conversaciones: los periodistas también pueden pasar un tiempo alojados en el lugar, como parte del programa de residencia y de los LAB – Laboratorios de Innovación Periodística de Pública. El inmueble puede alojar hasta ocho personas en dos cuartos colectivos en el segundo piso.

El programa Residências Públicas recibe periodistas extranjeros, que pueden alojarse gratuitamente por hasta 15 días en la Casa. Durante este periodo, ellos reciben apoyo del equipo de Pública en la producción de reportajes sobre temas relacionados a los derechos humanos en Brasil. Las inscripciones para el programa son hechas a través del sitio de Pública.

La primera edición de las residencias se produjo en 2016, junto con la apertura de Casa Pública, y tuvo como foco la cobertura de violaciones de derechos humanos en el contexto de los Juegos Olímpicos. En ese momento, Pública ofreció una beca para los periodistas que se quedaron en la Casa, y las investigaciones realizadas se publicaron en medios impresos y digitales de ChileEcuadorKeniaEstados Unidos e Italia, entre otros.

“Desde el punto de vista de Agência Pública, es muy bueno porque no sólo se fortalece el intercambio, las relaciones, los contactos entre periodistas, sino que también se aumenta la visibilidad de los temas de derechos humanos en Brasil”, evaluó la directora de Pública. “Cubrir este tema en Brasil es una tarea un poco inestable, y siempre es una ayuda cuando algo se publica en el exterior”.

La periodista alemana Caren Miesenberger fue una de las dos residentes en la Casa en enero. Basada en Hamburgo, ella fue seleccionada para el programa con su propuesta sobre el encarcelamiento de mujeres en Brasil, que será publicada en la revista feminista alemana Missy Magazine.

“Conocí a Pública en 2014, cuando viví un año en Brasil”, dijo Miesenberger al Centro Knight. “Sigo su trabajo desde entonces. Creo mucho en los medios alternativos, independiente, y lo que más admiro de Pública es el aspecto de la innovación. Esta Casa es algo muy único, nunca había visto nada parecido”.

Ella ya había trabajado como corresponsal desde Brasil investigando historias que fueron publicadas en Alemania, y sintió bastante la diferencia entre las dos experiencias. “Faltaba una red de apoyo. Me quedaba en mi casa, delante de la computadora, escribiendo los artículos. No había intercambio. Es la primera vez que estoy en un lugar conviviendo con muchos periodistas, y siento un apoyo muy grande a mi trabajo, con el intercambio de ideas y sugerencias de contactos”

Miesenberger destaca la formación de lazos entre periodistas de varios países como uno de los puntos más importantes del programa de residencias. “Debería haber una Casa de esas en todas partes del mundo para que logremos formar una red independiente de los grandes medios y de intereses que no sean solo el buen periodismo”.

Laboratorios de innovación

Así como el programa de residencias, los LAB – Laboratorios de Innovación Periodística fueron pensados ​​como parte del proyecto de Casa Pública y ocurren en inmersión en el espacio – los profesionales de los equipos realizadores de los proyectos que son de otras ciudades se hospedan en la Casa y allí trabajan y conviven. Además del proceso diferenciado de producción, es en los LAB que la agencia experimenta diferentes formatos y nuevas tecnologías en sus investigaciones.

Hasta enero de 2018 habían sido publicados cinco LAB: “100”, que trae cien historias de cien familias desalojadas forzosamente debido a las Olimpiadas; “Vigilancia”, sobre cómo el aparato de seguridad para la Copa y las Olimpiadas es usado para la represión y criminalización de las manifestaciones; “Museu do Ontem” (Museo del Ayer), una aplicación que traza las transformaciones urbanas en la región portuaria de Río de Janeiro, desde la colonia hasta los Juegos Olímpicos; “Catraca”, sobre la cadena de propiedades de las empresas de autobuses en Río de Janeiro; y “Colección Particular”, sobre la privatización ilegal del litoral y de otros espacios públicos en Brasil.

Viana, coordinadora de los LAB, ha sido la responsable de invitar a los periodistas y otros profesionales – diseñadores, artistas – que participan en los laboratorios. Ya participaron miembros del equipo de Agencia Pública y profesionales freelance, elegidos por Viana por afinidad con el tema de cada LAB o porque ellas confía en la contribución de estos profesionales.

Fue este el caso de la colombiana Olga Lucía Lozano. Una de las fundadoras del medio periodístico también nativo digital e independiente La Silla Vacía, Lozano actuó como editora creativa en los dos primeros LAB, lanzados en julio de 2016 y en enero de 2017, respectivamente.

“Llegué a la primera reunión con el equipo local y Natalia Viana dijo ‘mira, queremos contar 100 historias de 100 familias que fueron desalojadas’”, recordó Lozano en conversación con el Centro Knight. La editora fue la responsable de encontrar las soluciones para esta misión. “Partiendo del principio de cómo reunir cien voces y contar cien historias sin perder el tono característico e individual de cada una de ellas, pero que también pudieran realmente crear un lazo emotivo con quien visita [las historias]”.

La experimentación con el formato pretendió facilitar la creación de ese lazo emotivo, contó la editora. “Propuse crear una pequeña ciudad donde estaban todos los elementos que forman parte de 100, pero usarlos para contar las historias reales – la puerta de una casa en una favela, una persona, una familia”, explicó. La elección por lo audiovisual, con entrevistas en video y audio y mapas de los lugares donde las personas fueron desalojadas y donde fueron reubicadas, “permite ver que son personas de carne y hueso” viviendo esas situaciones, cree Lozano.

Para Viana, el Museu do Ontem, lanzado en junio de 2017, es el que se destaca entre los LAB realizados hasta ahora. “El Museu do Ontem generó un producto que es muy nuevo. Los LABs anteriores, Vigilancia y 100, son sitios interactivos bastante innovadores, pero son cosas que ya existían antes. Museu do Ontem es otra cosa”, dijo Viana.

Esta otra cosa es una aplicación, creada en colaboración con el desarrollador holandés-iraní Babak Fakhamzadeh, que combina geolocalización e investigación periodística para hablar del pasado y del presente de la zona portuaria de Río de Janeiro. A medida que los usuarios se desplazan por el área, surgen nuevas historias relacionadas con el lugar en que se encuentran. A partir del deseo de crear una aplicación que se tratara de los cambios urbanos que ocurrieron en la ciudad en torno a las Olimpiadas, el equipo de Pública llegó a una herramienta que trae historias de la ocupación del área repaginada como Porto Maravilha a lo largo de tres siglos. La aplicación lleva a los usuarios desde la época colonial de Brasil, cuando allí se encontraba la principal puerta de entrada de africanos esclavizados por europeos al continente americano, hasta las recientes obras en el lugar investigadas por Agência Pública, como la desaparición de las vigas de acero tras la demolición de un viaducto.

El último LAB, “Colección Particular”, fue publicado en diciembre de 2017, y hay más dos LAB en producción. Estos serán publicados en el primer semestre de 2018 y cerrarán el primer ciclo de especiales, previstos en la financiación de Casa Pública. Uno de ellos tendrá tres mini-documentales en 360 grados, anticipó Viana. “Hemos decidido explorar ese formato, que es controversial. Fue una locura, todo el mundo hablando, y hoy la gente está más escéptica, pero creemos que vale la pena. El LAB es para explorar, es aquí que la gente va a poder explorar ese formato”.

Viana dijo que al final de la publicación de los siete LAB previstos en el proyecto original, la idea es evaluar qué tipos de formatos y tecnologías funcionaron o no para pensar en la continuidad de la iniciativa. Según Viana, es necesario pensar en el costo real de los LAB, ya que el mantenimiento de las plataformas y herramientas –como la aplicación Museu do Ontem o el mapa colaborativo del especial Colección Particular – no fue contabilizado en el proyecto original. “La tecnología es un negocio complicado. Lo que usted cree, necesita mantenerlo. El costo de mantener una aplicación es alto. Más alto que mantener un sitio”, afirmó.

Financiando la innovación

Los LAB y el programa de residencia para periodistas extranjeros son parte de Casa Pública, que por ser un proyecto de Agência Pública tiene una financiación propia. Para lanzarla, en 2016, “tocamos en la puerta de las personas, recibimos varios no y algunos sí”, recordó Viana. Los sí vinieron de organizaciones como la Fundación Ford, Porticus, Oak Foundation y Open Society Foundations, las cuales establecieron la financiación por dos años. Para el próximo año, Ford, Oak y Open Society mantuvieron el patrocinio.

“Es un proyecto, tiene un plazo determinado para acabar”, dijo Viana, quien añade que Pública está evaluando “si vale la pena que la Casa sea permanente – creemos que es súper importante, creemos que ella todavía tiene mucho más potencial, pero es cara por la casa misma, por ser Río de Janeiro. Necesitamos buscar más financiamiento para ese proyecto específicamente”.

En su sitio, en la sección Transparencia, Pública especifica las fuentes y los destinos de sus ingresos en 2017. Los ingresos totales de la organización el año pasado fueron de $2.767.121 Reales (casi US $863.000), recaudados a partir de financiamiento institucional, patrocinio y crowdfunding (financiamiento colectivo). Además de Ford, Oak y Open Society Foundations, los principales financiadores son la Climate and Land Use Alliance y el Instituto Betty y Jacob Lafer.

“A esta altura, lo que es importante para nosotros es que consolidamos fuentes de financiamiento por plazos más largos”, dijo la directora Marina Amaral en conversación con el Centro Knight en la redacción de Pública, en São Paulo.

“Nuestra prioridad es hacer de Pública una organización resiliente, que pueda tener una vida eterna, y que no esté sujeta a esa fragilidad de los medios y organizaciones que viven de fundaciones”, dijo Amaral. Según ella, Pública sigue el mismo modelo de cuando fue fundada: organización sin fines de lucro, con financiamiento de fundaciones o público y sin anuncios.

“No existe la sostenibilidad eterna”, cree Viana. La búsqueda de ingresos es continua.

En ese sentido, Pública también viene innovando. Como Casa Pública, la campaña de crowdfunding Reportaje Público y el Concurso de Microbecas de Reportaje son iniciativas que permiten diversificar las fuentes de ingresos para financiar el periodismo hecho por la agencia.

Reportaje Público es una campaña de financiamiento colectivo de reportajes que ya tuvo tres ediciones: 2013, 2015 y 2016. En la primera, se recaudaron R $45 mil (casi US $14 mil), mientras que la última recaudación llegó a R $85 mil (casi US $26.500), 5.000 R más del total de la meta estipulada por la agencia.

El modelo innova al dar voz y voto a cada persona que donó para la realización de los reportajes, para que ella ayude a decidir los artículos que serán producidos y tenga contacto directo con reporteros y editores sobre el resultado.

“Cada mes mandamos a todo el mundo que donó un email con tres sugerencias de temas, de tres reporteros diferentes, y les pedimos que voten”, explica Viana. “El tema ganador gana R $7 mil y se realiza, los otros dos no se realizan”.

Además de la votación por correo electrónico, las personas que contribuyeron son invitadas a participar en un grupo cerrado en Facebook, donde pueden conversar con el equipo de Pública, incluso con los periodistas y editores que están produciendo los artículos

El Concurso de Microbecas de Reportaje llama a la participación de periodistas independientes que quieran producir artículos sobre los temas propuestos en cada edición. Los reporteros cuyos temas son seleccionados por Pública reciben R $7 mil (casi US $2.200) y la asesoría de las editoras de la agencia por dos meses.

Las dos primeras ediciones no tenían un tema específico, recordó Viana. “De ahí empezamos a percibir que existía una gran demanda de ONG que buscaban a Pública y decían ‘¿por qué ustedes no hacen materias sobre Belo Monte? [una controversial represa en la Amazonia]’, Por ejemplo. Siempre respondemos que nuestra política de financiación es la siguiente: no hacemos trabajos comisionados. Pública solo trabaja con proyectos propios. De lo contrario, se va a cambiar la presión del anunciante por la presión del financiador, y no queremos eso”.

Los concursos de microbecas temáticas, por lo tanto, fueron una manera de conjugar la necesidad de financiamiento del periodismo investigativo de la agencia, la demanda de organizaciones por la investigación de determinados temas y la independencia editorial de Pública.

Entre los concursos de microbecas ya realizados están uno sobre energía, patrocinado por Greenpeace; niñez y agua, patrocinado por el Instituto Alana; y marihuana, patrocinado por el Centro de Estudios de Seguridad y Ciudadanía (Cesec). El próximo, en asociación con Conectas Derechos Humanos, será sobre violencia policial, adelantó Viana.

“La ONG define junto con el equipo [de Pública] cuál es el tema, pero son temas amplios”, dijo la directora de la agencia. “Pública hace el llamado y recibe las propuestas de artículos. La dirección de la agencia entonces preselecciona algunas propuestas y decide junto con la organización financiadora la selección final”.

Y es este el límite de la influencia del financiador, aseguró. “Nuestros socios confían en nuestro trabajo y no ven el material antes de ser publicado”. Pública recibe entonces la coordinación del proyecto y el trabajo de edición.

“Tenemos que pensar maneras de tener financiaciones diferentes”, dijo Viana. “Mucha gente está haciendo eventos, y el crowdfunding también es súper importante. Hay quienes establecen suscripciones, paywall, productos – El Faro, por ejemplo, hace camisetas. Es muy importante estar siempre tratando de variar el modelo de financiación. Por eso: la sostenibilidad eterna no existe”.

El futuro de Pública

En octubre, el electorado brasileño irá a las urnas a elegir nuevo presidente, gobernadores y diputados federales y estatales en un ambiente político ultrapolarizado – terreno fértil para la diseminación de las llamadas “noticias falsas”. La gran apuesta de Pública para este periodo es la expansión de Truco, el proyecto de verificación de datos de la agencia. La idea es hacer chequeos diarios de las conversaciones de candidatos en al menos ocho Estados de Brasil.

Para ello, el equipo de Pública en São Paulo capacitará a periodistas independientes esparcidos por el país con la metodología de verificación utilizada por la agencia. La operación ya fue probada durante las elecciones municipales de 2016 en cinco capitales y será ampliada en 2018, fortaleciendo la actuación de Pública en este momento de noticias más urgentes de lo que el modelo tradicional de periodismo investigativo logra conseguir.

“Considero al fact-checking un género de periodismo investigativo”, dijo Viana. “Es como si fuera un modelo conciso y rápido. Es súper interesante, porque han encontrado un formato de hacer rápidamente periodismo investigativo sin tener que ser un reportaje largo”.

La agencia también ha fortalecido su producción de reportajes en video, que, según Amaral, tienen un alcance internacional significativo. Algunos de los mini-documentales de la agencia fueron exhibidos en festivales de cine y en el canal brasileño Futura, pero uno de los objetivos es consolidar la presencia de Pública en la televisión, algo pensado ya en la génesis del especial Amazonia Resiste, cuyo destaque son los reportajes en video, dijo Amaral.

“Unir tecnología y gastar la suela de zapato es una cosa muy típica de Pública”, comentó Amaral. “Cuando fui al ISOJ en Austin, una de las conclusiones del congreso fue que el buen y viejo periodismo investigativo sigue siendo lo más importante que tenemos. Sólo tenemos nuevas herramientas para usar”.

[Nota editorial: Rosental Alves, Director del Centro Knight para el Periodismo en las Américas, forma parte del Consejo Asesor de Pública]


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Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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