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En la era de tuits cortos, medios de América Latina lanzan proyectos digitales innovadores de periodismo long-form

Este artículo es parte de una serie sobre Periodismo Innovador en América Latina y el Caribe.(*)


Adam Silver, el comisionado de la NBA, dijo a principios de 2017 que estaba considerando reducir el tiempo de los juegos de baloncesto, ante la cada vez más corta capacidad de atención del público, sobre todo de los llamados “milenios”.

Y pareciera que en internet sucede algo similar, en estos tiempos de cortos tuits. Un estudio de la firma de análisis de tráfico en la red Chartbeat mostró que la gran mayoría de los lectores no llegan más allá de la mitad de un artículo en línea. De hecho, el 10 por ciento de los usuarios no pasa del primer scroll.

Lo anterior podría indicar que el periodismo long-form, o de largo aliento, cuyo contenido es de mayor extensión y profundidad, no es un estilo con muchas posibilidades de éxito en la red.

Sin embargo, publicaciones tanto en línea como impresas han tomado el riesgo de producir long-form para la red, con distintos niveles de éxito. Al menos en Latinoamérica, el género está presente y luchando por imponerse en medio de la sobreproducción de contenido más fácilmente consumible en internet.

En ocasiones eso significa reinventar la presentación tradicional de los artículos long-form como historias de 4 mil palabras o más. Los medios noticiosos están combinando cada vez más elementos como texto, video, audio e infografías para crear una nueva manera de contar historias largas y a profundidad.

La organización brasileña sin fines de lucro Agência Pública es un buen ejemplo de cómo aplicar la innovación para darle vida en la red a los formatos largos. En febrero de este año, presentaron el reportaje “Vigilância”, que narra cómo el sistema de video monitoreo instalado para reforzar la seguridad durante los Juegos Olímpicos estaba siendo usado por las autoridades para reprimir manifestaciones.

Con el trabajo de cinco reporteros, Agência Pública realizó una plataforma multimedia con varias secciones, en las que el usuario puede participar activamente con el contenido periodístico.

“Queríamos que este producto fuera innovador y se viera diferente. La forma en la que la gente interactúa con el contenido es diferente, igual que la forma en la que navegan. El usuario puede elegir el orden el que quiere ver el contenido”, explicó al Centro Knight.“Pensamos en cómo podíamos hacer las historias más interactivas, más atractivas para el público. Pensamos cómo podríamos publicar esto de una forma que resulte emocionante, que no fuera el mismo texto long-form que ha hecho famosa a Agência Pública”, dijo Natalia Viana, quien junto a la periodista colombiana Olga Lucía Lozano, encabezó al equipo que dio forma a “Vigilância”.

La información está presentada como una parrilla de monitores de video vigilancia en el que cada pantalla lleva a una sección. El contenido viene en forma de texto, videos, gráficos interactivos, entrevistas ilustradas, infografías y un mapa en el que la gente contribuye enviando datos sobre la ubicación de cámaras de seguridad.

“Pudo haber sido escrito como un libro. También pudimos haber escrito un artículo, pero eso hubiera sido muy aburrido”, dijo Viana.

“Estamos básicamente deconstruyendo el contenido, separándolo en diferentes narrativas, diferentes experiencias, para que si una persona quiere tener todo el panorama, lo puedan ver. O si solo quieren ver un tema, lo tengan completo. Lo hicimos de una forma que permite al lector elegir lo que quieren ver y en qué orden lo quieren ver”.

“Vigilância” es resultado de un proyecto de Agência Pública llamado LABs, que consiste en laboratorios de experimentación para probar nuevas formas de presentar contenido periodístico. El primer producto de esos laboratorios fue “100”, en 2016, en el que se compilaron historias de 100 habitantes de Río de Janeiro cuyas casas fueron demolidas como parte de las obras para los Juegos Olímpicos.

La innovación en “100” radicó en presentar las historias en un gráfico animado que simulaba un vecindario en el que al dar clic en cada casa se mostraba la historia de cada víctima del desalojo, acompañada de mapas, videos o audios y fotografías. El producto, que fue publicado en portugués e inglés, superó las 50 mil visitas y fue retomado por medios internacionales como el Daily Mirror.

“Siempre habrá interés en el long-form. Pero creo que es importante probar nuevos formatos. Nuestro papel en Agência Pública es tener proyectos innovadores porque queremos hacer trascender el periodismo independiente”, dijo Viana.

Los medios impresos especializados en formatos largos no son ajenos a la innovación que la transición a internet implica. Revistas de larga tradición en este género periodístico están experimentando para adaptar sus contenidos de larga extensión al lenguaje de la red.

Tal es el caso de la revista mexicana Gatopardo, que a finales de 2015 estrenó un nuevo sitio digital en el que por primera vez presentaron contenido hecho exclusivamente para la web y se enfrentaron al reto de producir reportajes largos con la misma calidad y rigor periodístico que su versión impresa.

“Empezamos a producir historias más pequeñas, pero más narrativas. Sentí que la página web tenía que estar más anclada con el día a día. Si bien la revista [impresa] habla de la actualidad, [los artículos] son un poco atemporales, los puedes leer en un año y siguen siendo relevantes. Quería que el portal estuviera más anclado en lo noticioso y en la actualidad”, dijo a Felipe Restrepo, director editorial de Gatopardo, quien estuvo a cargo del rediseño del sitio de la revista.

“La idea de hacerlas más cortas es por un tema de tiempo. Una crónica de la revista impresa tarda entre 3 y 4 meses para hacerse. Y como buscamos mayor inmediatez para la web, las tenemos que hacer un poco más cortas”, dijo al Centro Knight. “La idea es que, si bien no tienen 50 mil caracteres, sino 10 mil o 15 mil, sí mantengan el mismo ritmo que tendría una crónica más extensa. Es una cuestión de lenguaje”.

Aunque por el momento la inversión –proveniente mayoritariamente de la publicidad en su versión impresa- sólo ha permitido agregar video y fotografías a las historias long-form en el sitio digital, el siguiente objetivo de Gatopardo es presentar contenido multiplataforma en su página.

“Somos un medio muy pequeño que no tiene un equipo web grande para emprender ese camino, pero lo empezamos a hacer poco a poco. El plan es tener video, datos que se desplieguen entre el texto. Pero eso requiere de muchísima inversión y un equipo muy grande”, dijo Restrepo.

Incluso sin los elementos multimedia, Restrepo tiene fe en que una historia bien contada sigue siendo el ingrediente principal para que un texto de largo aliento tenga éxito, sin importar la plataforma en la que se lea.

“Si bien es difícil leer en el teléfono o en la pantalla de la computadora, si es una historia bien narrada, te va a atrapar y te va a mantener ahí. El reto es contar buenas historias. Al final lo que importa es la calidad del lenguaje narrativa y cómo se escribe”, dijo Restrepo.

El portal El Estornudo, de Cuba, es un ejemplo de cómo historias de formato largo bien narradas pueden llevar a la innovación periodística: a través de sus artículos han encontrado la manera de contar la realidad de la isla sin recurrir al periodismo “anti revolucionario” o de denuncia que el Gobierno cubano prohíbe.

“Para decir que hay pobreza o represión no tienes que decir que Castro es un villano, sino que vas, lo cuentas y lo muestras a través de una historia. Estamos haciendo un periodismo que en Cuba no existía: apostar por una propuesta estética importante, un uso del lenguaje mucho más consciente, para contar una historia”, dijo al Centro Knight Carlos Manuel Álvarez, editor de El Estornudo, medio que cuenta con cinco escritores y 20 colaboradores externos.

De ese modo, el periodismo de largo aliento de El Estornudo ha logrado tener repercusión social. Su pieza “Muñeca Rota”, historia sobre el suicidio en Ecuador de una emigrante y los esfuerzos de su madre en Cuba por repatriar su cuerpo, generó tal revuelo gracias a un lenguaje emotivo y que el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano buscó a la mujer para ofrecer ayuda, de acuerdo con Restrepo.

El solo hecho de abrir y sostener un sitio de contenido long-form es una innovación importante en el periodismo en Cuba, donde además el acceso a internet sigue siendo limitado. La revista digital es financiada por sus propios colaboradores y obtiene ingresos extra de vender algunas piezas a medios como Univisión o Al Jazeera.

“El Estornudo empezó por entusiasmo de un grupo de personas, y se ha ido sumando más gente por esa carencia de espacio. Hay mucha gente que tiene ganas de hacer esto y no tienen lugar. Esa es una de las cosas que ha permitido a El Estornudo vivir hasta ahora, porque hay un vacío profesional en ese sentido en Cuba”, dijo Álvarez.

Debido a su éxito, el sitio fundado en marzo de 2016 recibirá financiamiento de Open Society Foundations para este y el próximo año, lo cual permitirá que la publicación agregue a sus trabajos de formato largo herramientas propias de internet, como video, visualización de datos y una estrategia fuerte en redes sociales.

Los equipos de El Estornudo, Gatopardo y Agência Pública coinciden en que, al final, una historia bien narrada va a seguir enganchando a lectores, sin importar si se lee en una revista impresa o en un teléfono celular.

“Mi intuición es que las buenas historias no se van a morir. Puede sonar un poco cliché, pero debemos seguir atrapando lectores no importa que lo publiques con o sin multiplataforma. El sentido, el corazón de todo, es una historia que le explique a la gente el mundo en el que vive. Eso más allá de la técnica que utilices, tiene que ver con el instinto del buen periodista”, concluyó Restrepo.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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