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"La mayor protección está en informar en el menor tiempo posible la nota más precisa": periodista de El Faro

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  • 22 octubre, 2013

Por Rodrigo Gomes*

Especialista en cubrir la violencia en América Central, Carlos Martínez es un reportero del grupo Sala Negra, del periódico digital El Faro en El Salvador. El grupo se inició en el 2011 con el objetivo de crear un modelo regional de cobertura permanente y de inmersión en las cárceles, con las pandillas, del crimen organizado y la violencia.

Para Martínez el diferencial del trabajo es la inmersión. "Más que hablar sobre el tema, lo importante es comprender el fenómeno que se está produciendo. Y esto sólo se puede hacer cubriendo un tema durante mucho tiempo; es necesario tener el tiempo y la dedicación para ir al barrio, sentarse, encender un cigarrillo”.

El país del reportero es considerado el segundo más violento del mundo, con una tasa de homicidios de 80 por cada mil habitantes, en una población de casi ocho millones de personas.

En su participación en la Conferencia Global de Periodismo de Investigación, Martínez contó su experiencia sobre su trabajo periodístico con las pandillas, grupos criminales responsables de un gran número de muertes en el país en sus disputas por territorio.

El periodista ha recibido los premios Fernando Benítez en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en el 2008 y Ortega y Gasset en el 2011, por el reportaje "El criminalista del país de las últimas cosas".

En esta entrevista, el periodista comenta la situación del trabajo de investigación en El Salvador, la ironía de tener como presidente a un periodista y las limitaciones económicas del trabajador independiente.

Rodrigo Gomes: ¿Cuál es la situación del periodismo de investigación en El Salvador?

Carlos Martínez: Centroamérica ha logrado, más o menos, tener una estabilidad en cuanto a la labor periodística. No exenta de riesgos y amenazas, especialmente por parte de organizaciones criminales. El Estado no te persigue ni te encarcela por hacer tu trabajo. El problema se agrava cuando el Estado y la organización criminal son la misma cosa.

El gobierno también te permite hacer tu trabajo. Pero al mismo tiempo, las estructuras oficiales están absolutamente influenciadas por las organizaciones criminales. Nuestra policía, en El Salvador, tiene muchos infiltrados del crimen organizado, nuestro parlamento está contaminado por el crimen organizado. De modo que cubrir el crimen organizado implica necesariamente meterse con el estado.

RG: Pero, ¿qué hacer cuando hay intimidación?

CM: Si los periodistas somos amenazados o coaccionado, contamos con el apoyo de agencias internacionales importantes. Pero creo que la mayor protección está en informar en el menor tiempo posible la noticia más precisa y completa, que pueda ser publicada y comprobada.

Es importante tener en consideración el contexto de los hechos. Nosotros, los periodistas de América Central, tenemos mejores condiciones institucionales que los de México. Normalmente se asocian las condiciones centroamericanas con las mexicanas. No tenemos agresiones institucionales a la libertad de prensa.

RG: ¿La elección de un periodista presidente hizo alguna diferencia para el ejercicio del periodismo en El Salvador?

CM: Mire, nuestro presidente siempre procura recordarnos el hecho de que él es periodista. Institucionalmente, no ha sido un facilitador para la prensa. Y ha sido muy agresivo con los medios de comunicación de oposición. Él nunca se sentó a conversar con El Faro.

Él tiene un programa al estilo del ex presidente Hugo Chávez, algo así como hablando con el presidente, que es un monólogo de varias horas. Es un espacio para atacar, para deslegitimar a sus adversarios.

En fin, no es un presidente que dialoga y el hecho de que haya sido periodista no aporta nada a nuestra cotidianidad.

RG: ¿Es posible hacer periodismo independiente en El Salvador?

CM: Los medios de comunicación más importantes, que tienen circulación nacional, son propiedad de las familias que tienen lazos antiguos con el poder político o con el poder económico. Ellos ejercen una especie de censura interna en sus temas dependiendo de si estos afectan a los partidos que pertenecen y su ideología, o si afectan sus intereses publicitarios.

Yo trabajo en un diario digital que no genera beneficios, que no tiene publicidad y es pequeño. La ventaja que tenemos es la libertad absoluta para publicar. Los únicos impedimentos para publicar los temas son que estos no hayan sido lo suficientemente confirmados, verificados y cotejados.

RG: ¿Y ustedes tienen bastantes lectores?

CM: Un gran problema en Centroamérica es que el Internet está poco distribuido. Así que nuestra capacidad de influencia es muy limitada. Cuando un asunto es muy importante alcanza, como máximo, a la mitad de la población. Tenemos planeado buscar otras plataformas, como la radio y la televisión, con la colaboración de otros medios, pero es un proceso muy complicado.

Este es el costo de la independencia: es muy difícil tener una gran circulación y llegar a los más pobres del país.

*Rodrigo Gomes es un estudiante de periodismo de cuarto año en la Universidad Anhembi Morumbi.

Este artículo fue publicado originalmente en el sitio web oficial de la Conferencia Global de Periodismo de Investigación.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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