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“La prensa independiente es tan importante como los medios tradicionales”: 5 preguntas para la periodista brasileña Kátia Brasil

La periodista brasileña Kátia Brasil tiene 37 años en la profesión y 33 años en la Amazonía. La selva y sus pueblos habitaron sus sueños de joven periodista, que partió de Río de Janeiro rumbo a Boa Vista, en el estado de Roraima, en 1990. Ante las grandes expectativas de cualquier periodista recién graduado, el comienzo en la nueva ciudad fue decepcionante, y casi abandona su carrera. Pero cuando consiguió un trabajo en un diario que le “abrió las puertas de la Amazonía”, según dijo a LatAm Journalism Review (LJR), Brasil comenzó a consolidar el trabajo que, más de tres décadas después, se destaca a nivel nacional e internacional a través de la agencia Amazônia Real, de la que es cofundadora y codirectora y que cumple 10 años en 2023.

Desde su fundación, Amazônia Real se destaca por centralizar la cobertura de la región en las perspectivas de las poblaciones que la habitan, con una línea editorial “orientada a la defensa de la democratización de la información, la libertad de expresión, la libertad de prensa y los derechos humanos”, según explican en su sitio web. Su periodismo de investigación se inspira en otros medios innovadores y de renombre como como Agência Pública, de Brasil; El Faro, de El Salvador; y Propublica, de Estados Unidos.

Mujer de pie entre árboles en la selva amazónica y mirando a la cámara

Amazônia Real es hoy uno de los medios más premiados de Brasil. Entre los reconocimientos de los últimos años se encuentran el Premio Rey de España 2018, como medio de comunicación destacado en Iberoamérica; el homenaje de la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji) a Kátia Brasil y Elaíze Farias, cofundadoras de la agencia, durante el 16º Congreso Internacional de Periodismo de Investigación, en 2021; y el Premio Especial Vladimir Herzog en 2022 a Brasil y Farias.

También en 2022, Amazônia Real fue finalista del 30º Premio Anual a la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF), en la categoría Impacto. El jurado del premio de RSF destacó la cobertura de la agencia sobre los asesinatos del periodista británico Dom Phillips y del indigenista Bruno Pereira, muertos en el valle de Javari, en la Amazonía, en junio de 2022. También afirmó que “sus recientes alertas sobre los enfrentamientos entre la policía y los buscadores de oro ilegales, el uso de nuevos pesticidas industriales y la expropiación de comunidades locales han aparecido en la prensa nacional”.

La cobertura sobre la minería ilegal en tierras indígenas y su impacto en los pueblos originarios y el medio ambiente está presente en Amazônia Real desde su fundación. En la vida de Kátia Brasil ha estado presente durante 32 años, desde que conoció al líder indígena Davi Kopenawa Yanomami y siguió las protestas indígenas en Boa Vista contra la invasión de los buscadores de oro y la explotación ilegal de sus territorios. Este escenario ha empeorado en los últimos cuatro años en Brasil, alimentado por el fomento de la minería ilegal por parte del expresidente Jair Bolsonaro y su descuido de los pueblos indígenas. A principios de 2023, esta emergencia humanitaria finalmente ganó protagonismo en los medios nacionales, luego de la publicación de un reportaje de la plataforma periodística Sumaúma con fotos de niños indígenas desnutridos en el territorio yanomami, donde los mineros ilegales han traído violencia, enfermedad y muerte a las comunidades indígenas.

“En todos los eventos importantes en la Amazonía, los principales medios de comunicación aparecen y hacen una cobertura rápida y temporal. Y luego todo cae en el olvido”, criticó Brasil. “Las imágenes de niños desnutridos y hambrientos ganaron prominencia internacional, pero hoy ya no hay protestas al respecto [en los medios tradicionales]”.

LatAm Journalism Review (LJR) conversó con Kátia Brasil sobre estos y otros temas, como la seguridad de los periodistas en la Amazonía afectada por el crimen organizado en connivencia con actores estatales y sobre la relación del nuevo gobierno brasileño, encabezado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, con la prensa.

A continuación la entrevista que ha sido editada para mayor claridad y brevedad.

1. Usted se graduó e inició su carrera como periodista en Río de Janeiro, y en 1990 se mudó a la Amazonía. ¿Por qué eligió dedicar su trabajo periodístico a esta región?

Káti  a Brasil: En 1990, acababa de graduarme de la carrera de periodismo en Río de Janeiro. Me invitaron a participar en una selección para trabajar en un periódico del estado de Roraima y terminé pasando. Me interesaba mucho trabajar en la Amazonía, porque quería hacer grandes historias. Ese era mi sueño, que tiene mucho que ver con los reportajes que leí de Zuenir Ventura en el Jornal do Brasil. Los diarios que leía en ese momento publicaban muy pocas historias sobre los pueblos de la Amazonía. Y estas historias eran precisamente sobre la minería en la Tierra Indígena Yanomami, en Roraima, y ​​la minería Serra Pelada, en Pará, que estaba ganando mucho espacio en los medios.

En los primeros nueve meses que pasé en este periódico [en Roraima], no tuve la oportunidad de escribir sobre los pueblos indígenas, porque esa agenda no era de interés para los editores del periódico. Terminé quedándome más en la sala de redacción, ocupándome del flujo de historias, y no salí mucho a las calles.

A fines de 1990 regresé a Río de Janeiro. La situación en Río no era buena para los periodistas, había una crisis en la profesión y el trabajo para los recién graduados aún era difícil. Soy una mujer de origen humilde, una mujer negra. Hoy soy consciente de que eso pesó mucho y no me di cuenta, porqué las puertas de las grandes redacciones no se me abrieron fácilmente. El único lugar que me abrió la puerta fue el Amazonas, y allí regresé en 1991 para trabajar en el diario A Gazeta de Roraima. Ese periódico sí me abrió las puertas de la Amazonía, porque a través de él pude entrevistar a los pueblos indígenas. También tuve un editor, Plínio Vicente da Silva, que me enseñó a ser corresponsal. Como ya había trabajado como freelance para el diario O Globo, fui a la redacción de Brasilia y pedí ser la corresponsal en Roraima y lo conseguí. Ganamos el Premio Esso de Gazeta, en 1991, por un reportaje que hice sobre el conflicto territorial entre Venezuela y Brasil por los mineros brasileños.

Un hombre con su brazo izquierdo alrededor de los hombros de una mujer, mirando ambos a la cámara y sonriendo

Davi Kopenawa Yanomami y Kátia Brasil en 1992. (Foto: Archivo personal / Kátia Brasil)

Empecé a visitar la Funai, donde conocí a líderes de pueblos indígenas y empecé a crear grandes lazos. Allí, en 1991, conocí [al líder indígena] Davi Kopenawa Yanomami, y seguí las protestas indígenas en Boa Vista, ahora contra la minería, la explotación de territorios y la invasión de mineros. Así que esta historia ha estado en mi vida durante 32 años.

2. Hablamos en junio de 2022 sobre los riesgos para los periodistas que cubren actividades ilegales en la región amazónica, que se hicieron evidentes luego de que el periodista británico Dom Phillips fuera asesinado junto con el indigenista brasileño Bruno Pereira, a quien acompañaba en la región de Vale do Javari. ¿Cuál es su evaluación de la seguridad de los periodistas en la Amazonía desde entonces?

El tema de la seguridad de los periodistas en la Amazonía necesita ser visto desde tres ángulos: primero, desde los periodistas que trabajan en la redacción y hacen historias sobre política y corrupción que van en contra de los intereses de los políticos y empresarios de la región. Estos periodistas pueden ser despedidos en cualquier momento si un reportaje desagrada al político A, B o C; o por ir en contra de los intereses de un empresario minero, por ejemplo, que paga publicidad en periódicos. Cuando ocurren amenazas, es difícil para las empresas proteger a los periodistas.

El segundo tema es la forma en que la prensa local ha tratado los temas desde un punto de vista oficial. Los organismos oficiales, como el gobierno estatal, el ayuntamiento y las asesorías estatales, están produciendo comunicados como si fueran reportajes. Estos comunicados se publican íntegramente en periódicos, sitios web y blogs. A veces, un comunicado incluso reemplaza una historia del periodista que fue al campo porque su texto irá en contra del interés del gobernador o alcalde. Esto es muy grave y viola la libertad de expresión y la libertad de prensa. Muchos sitios web y periódicos impresos que publican los mismos comunicados hacen que la población carezca de sentido crítico, y esto también afrenta a la democracia. Entonces este es un problema grave que también deja a los periodistas vulnerables y amenazados.

Y el tercer tema es el periodista que sale al campo, que entra en las áreas de conflicto, que se mueve de la redacción a varios estados de la Amazonía, como es el caso de los periodistas de la Amazonía Real. Hoy tenemos un plan de seguridad, pero incluso antes ya teníamos métodos de trabajo en terreno para que este periodista regrese sano y salvo a su casa. Por ejemplo, no puede viajar de noche; es bueno siempre viajar durante el día. Uno no viaja en el carro de un líder o activista amenazado porque esa persona correrá más riesgo al lado de un periodista. Y rara vez dejamos que los periodistas viajen solos. Siempre es en parejas, siempre un hombre y una mujer, inclusive para tener equidad al frente de los reportajes. En ciertos territorios ya hemos dejado de ir en loco a revisar la situación por el nivel de amenazas contra la dirigencia. En este caso, la opción es entrevistar a este líder por WhatsApp u otra red más segura.

También hay que destacar lo ocurrido durante el gobierno de Bolsonaro, que generó un ambiente hostil contra los periodistas. Ahora estamos viviendo un nuevo momento, y es necesario que los mecanismos de seguridad [para periodistas] sean revalidados y apoyados por el gobierno federal, para que lo que pasó en el Valle de Javari no le vuelva a pasar a nadie.

3. En las últimas semanas ha habido un clamor público por la situación del pueblo indígena Yanomami, que se encuentra cercado por la minería ilegal, lo que ha traído violencia, enfermedades y hambre a la tierra indígena. Los principales medios brasileños comenzaron a cubrir ostensiblemente este tema, lo que Amazônia Real viene haciendo al menos desde 2020. ¿Cuál es su opinión sobre este “retraso” de los grandes medios en esta cobertura y qué lecciones deja para ustedes, en Amazônia Real, y para los grandes medios en esta materia?

De hecho, Davi Kopenawa Yanomami viene denunciando la reanudación de la minería desde 2013. En 2019, concedió una entrevista a Amazônia Real en la que dijo que había entre 10.000 y 15.000 mineros ilegales en la Tierra Indígena Yanomami. Anteriormente, en 1991, las denuncias que hizo llevaron al gobierno a desalojar a 40.000 mineros ilegales y demarcar el territorio en 1992.

Vista aérea del campamento minero ilegal en el territorio indígena Yanomami en la Amazonía brasileña

Gran área minera conocida como “Tatuzão” en la región del río Uraricoera en la Tierra Indígena Yanomami, en abril de 2021. (Foto: Bruno Kelly/Amazônia Real)

Esta minería informal realmente tomó forma en los últimos cuatro años, durante el gobierno de Bolsonaro. Comenzó como una serie de violaciones y se reanudó muy grande, con muchos hombres explorando ilegalmente el territorio, destruyendo los ríos y talando la selva. Esto sin duda fue determinante para la calamidad que es hoy el territorio yanomami en esta parte del estado de Roraima.

En 2021 realizamos un amplio reportaje especial in loco mostrando la cadena productiva ilegal de exploración de oro y casiterita, que son dos minerales de alto valor en el comercio nacional e internacional. Este reportaje surgió a partir de una pregunta que siempre me intrigó: ¿quién vende y compra oro? Mostramos quiénes son los empresarios y políticos detrás de estos crímenes.

En todos los eventos importantes en la Amazonía, los principales medios de comunicación aparecen y hacen una cobertura rápida y temporal. Y luego todo cae en el olvido. Las imágenes de niños desnutridos y hambrientos ganaron prominencia internacional, pero hoy ya no hay protestas al respecto [en los medios tradicionales]. La gente ya pasó la página.

En este punto, Amazônia Real continuará hasta el final, porque esa es una gran característica nuestra: siempre profundizando en los temas amazónicos y poniendo en primer lugar la narrativa de los pueblos indígenas, especialmente de aquellos que están en la tierra luchando por la supervivencia de sus pueblos.

4. Mientras en los cuatro años de gobierno del expresidente Jair Bolsonaro se registraron tasas récord de deforestación y se consolidó la presencia del crimen organizado en la Amazonía brasileña, el gobierno del actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva promete eliminar la deforestación, retirar la minería ilegal de tierras indígenas y luchar contra el crimen organizado en la región. ¿Cómo impacta este cambio de postura del gobierno federal en la cobertura periodística de la Amazonía?

Ya tenemos un respiro en esto con el cambio de gobierno. Porque, en los últimos cuatro años, no teníamos respuestas para nada. No hicimos una entrevista, por ejemplo, con un Ministro de Salud. Fue imposible entrevistar a ningún funcionario del gobierno, todos se negaron a hablar con la prensa. Hoy ya tenemos un canal abierto, sin duda.

El gobierno de Lula promete cero deforestación y el retiro de los mineros de los territorios indígenas invadidos, y estamos esperando que eso suceda, para que las poblaciones puedan vivir en paz. Estamos a la espera de las medidas reales, siendo la principal la demarcación de territorios indígenas y quilombolas [comunidades afrodescendientes].

Tres mujeres y una niña paradas en medio de árboles y mirando ala cámara.

Kátia Brasil con mujeres Kinia, en 2019. (Foto: Bruno Kelly/Amazônia Real)

Todavía estamos observando el impacto del nuevo gobierno en la cobertura. Me da un poco de aprensión cuando el gobierno de Lula invita a desayunar a los periodistas y pone un día para la prensa tradicional y otro día para la independiente, alternativa, como si no se pudiera mezclar la prensa. No entiendo mucho, no sé por qué estas divisiones. Creo que todos los medios deben ser tratados por igual. Todos son periodistas profesionales, no hay diferencia. Creo que el gobierno todavía no entiende que la prensa independiente es tan importante como los medios tradicionales. No se trata de separarnos, al contrario: sería interesante que el gobierno reuniera a todos los medios y que todos estuvieran representados en la cobertura de manera igualitaria. Estamos viendo privilegios todo el tiempo. Y no hablo de publicidad estatal o de incentivos porque no recibimos recursos públicos, de hecho, por eso somos independientes. Es una cuestión de coherencia con nuestro trabajo.

 

5. Amazônia Real entró en su décimo año. ¿Cuál es su valoración del trabajo realizado y el impacto logrado en este periodo, y qué considera que queda por hacer?

Amazônia Real llega a los 10 años con muchos desafíos por delante. Trabajamos en una región donde la población carece de empatía por el bosque y su gente. Desgraciadamente es la realidad, y es muy difícil. La mayoría de nuestros lectores están en São Paulo, Río de Janeiro, Belo Horizonte y Goiânia. En las ciudades de la Amazonía, por más que nos esforcemos con nuestra red de reporteros locales, que reportan en las ciudades o van al interior de los nueve estados de la Amazonía, observamos que trabajar dentro de la Amazonía aún requiere mucho de atención y esfuerzo. Amazonía Real no se conoce, como nos gustaría, en la región donde trabajamos. Todavía tenemos mucho trabajo por hacer para revertir esta situación.

Nuestra cobertura ha tenido un gran impacto. Hemos sido premiados internacional y nacionalmente en varias ocasiones, y tenemos varias alianzas con organizaciones de prensa y asociaciones que defienden el periodismo. Abraji y Media Defense, por ejemplo, están pagando a nuestra abogada para que supervise las demandas que los empresarios han presentado en los tribunales contra nuestros reportajes. Uno de ellos está censurado desde hace siete meses, porque atenta contra los intereses de empresarios de Manaos.

Las asociaciones nos hicieron crecer, madurar y planificar para el futuro. ¿Qué queremos ser en 10 años? Amazonía Real seguramente buceará más profundo para ocupar espacios que hoy son, por ejemplo, desiertos de noticias. Queremos rebajar esta estadística, y también hacer que la población de la Amazonía tenga una mirada más cariñosa y atenta a su propia región ya sus pueblos.

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