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Para investigar temas de corrupción, los periodistas latinoamericanos deben reforzar su seguridad desde todos sus frentes

La seguridad cibernética, un escudo legal y el trabajo en alianzas son algunos de los factores fundamentales a considerar al realizar investigaciones periodísticas sobre temas de corrupción en América Latina, de acuerdo con los ponentes del panel Cobertura de Corrupción, realizado durante el 11 Coloquio Iberoamericano de Periodismo Digital en Austin, Texas, el 15 de abril de 2018.

Los participantes del evento, que se llevó a cabo en el marco del ISOJ 2018, compartieron cómo han abordado los casos de corrupción que se han revelado en la región en los últimos años, como el escándalo Lava Jato, los Panama Papers, el supuesto financiamiento ilícito de partidos políticos en Perú o la “Estafa Maestra” del Gobierno de México.

Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad -que comenzó como una organización defensora del Estado de Derecho que posteriormente abrió su brazo de investigación periodística- ha logrado investigar un aproximado de 70 mil millones de pesos mexicanos en temas de corrupción (cerca de 4 mil millones de dólares), según se registra en su minisitio.

Uno de los casos reportados fue “La Estafa Maestra”, que develó el que es considerado el esquema de corrupción más institucionalizado que se ha reportado en México. La investigación fue realizada en conjunto con Animal Político y recientemente obtuvo el premio Ortega y Gasset de Periodismo como Mejor Historia o Investigación Periodística.

Darío Ramírez, de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, dijo que sus investigaciones les han costado tener nueve auditorías por parte de las autoridades fiscales mexicanas, así como haber sido blanco de espionaje por parte del Gobierno a través de un malware.

“Ahora se está criminalizando la información,” dijo Joseph Poliszuk, editor del portal venezolano Armando.Info, quien junto con otros miembros de su equipo tuvieron que viajar a Colombia tras ser demandados por una investigación que reveló que grupos de poder presuntamente hacen negocio con el programa de alimentos subsidiados en Venezuela.

Poliszuk dijo que si se fueran a juicio, la ley les prohibiría publicar la historia, por lo que decidieron seguir trabajando en su investigación desde el exterior.

“No habría ningún problema en enfrentar una demanda en un país normal,” dijo Poliszuk. “Lo que hizo que tomáramos la decisión de irnos preventivamente por un momento a Colombia fue  publicar esta investigación, que no ha terminado y de la que hay mucho más que decir.”

Los medios independientes que cubren este tipo de casos deben redoblar la seguridad del equipo desde todos los frentes, según coincidieron los ponentes. Y el aspecto legal es muy importante, dado que en muchas ocasiones, los personajes evidenciados en las investigaciones optan por defenderse por la vía legal.

Es por eso que tener un buen departamento jurídico que los respalde se convierte en algo fundamental.

“Es muy importante porque [los abogados] revisan las piezas,” dijo Ramírez. “Muchas veces las consecuencias del periodismo acaban siendo litigadas.”

César Fagoaga, jefe de redacción de la Revista Factum, de El Salvador, compartió que su equipo tiene un protocolo de seguridad especial que incluye el monitoreo de sus reporteros cuando éstos salen al campo, sobre todo a raíz de un reportaje en el que dieron a conocer que un grupo élite de la policía salvadoreña estaba involucrado en homicidios, agresiones sexuales contra menores y extorsión.

“Eso evidentemente nos hizo muy populares en El Salvador,” bromeó Fagoaga. “Recibimos un montón amenazas. Al periodista que escribió la nota le inventaron unas publicaciones en redes sociales, incluso dijeron que lo iban a matar.”

Fagoaga dijo que obtuvieron medidas de protección de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos de El Salvador, pero las autoridades no las han cumplido todavía.

Por su parte, David Hidalgo, director periodístico del sitio peruano Ojo Público, dijo que también es necesario fortalecer la seguridad cibernética de un medio independiente cuando se trabaja en una investigación sobre corrupción.

Hidalgo dijo que una de las cuatro dimensiones que Ojo Público toma en cuenta para llevar a cabo una trabajos de ese tipo es la encriptación de datos, que en muchas ocasiones son la materia prima principal de las investigaciones.

“Hay que manejar el tema de la seguridad,” dijo Hidalgo. “Hemos hablado de varios casos sensibles, con los cuales es determinante trabajar con mecanismos de encriptación de datos.”

Tras participar en las investigaciones de los Panama Papers y Paradise Papers, los periodistas de Ojo Público se dieron cuenta de la importancia de hacer alianzas con medios de otros países, sobre todo en casos donde la corrupción juega un papel importante.

“En otra época hubiera sido impensable que sea necesario revisar los archivos del registro público de Panamá para un caso peruano pero ahora es una cosa casi habitual,” dijo Hidalgo. “Hemos aprendido que la corrupción es como una matrix donde todo está interconectado, ya no solo a nivel nacional, sino a nivel global.”

En el caso de la organización mexicana Quinto Elemento, la colaboración se da al apoyar a periodistas independientes que no tienen medios para llevar a cabo sus investigaciones. Tras su primera convocatoria, la organización -que es apoyada por Open Society Foundations- recibió 120 historias, de las cuales cuatro ya fueron publicadas.

“México es muy complicado hacer periodismo de investigación; los medios no apoyan y es peligroso en algunas zonas,” dijo Ruth Muñiz, periodista de Quinto Elemento. “Lo que hacemos es crear una red para esos periodistas que tienen historias y no tienen dónde contarlas o cómo financiarlas.”

Durante los meses que dura la investigación, la organización acompaña al reportero, se edita su trabajo y se buscan alianzas para publicar la historia, de forma que ésta tenga el mayor impacto posible, explicó Muñiz.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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