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Periodistas de varios países crean revista digital Late para contar el mundo con una óptica latinoamericana

Cuando dos de los seis periodistas cofundadores de la Revista Late se conocieron en durante el Festival del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en octubre de 2016 sintieron que sus visiones y expectativas hacia el periodismo les haría crear algo juntos.

Daniel Wizenberg, de Argentina, y Diego Cazar, de Ecuador, invitaron a cuatro colegas más de diferentes países de América Latina (Cuba, México, Colombia y Chile) a unírseles. Luego de meses de conversaciones a través de Skype cinco de estos integrantes viajaron en total 19.563 kilómetros hasta Bogotá, Colombia, para hacer realidad ese proyecto.

La Revista Late, el “primer medio continental sin oficina de redacción”, fue lanzada oficialmente este 14 de marzo en Bogotá luego de una semana de trabajo presencial en una casa rentada en la capital colombiana. Un día después de este lanzamiento, Wizenberg ve el proyecto como “una casa estrenada” a la que hay que valorizarla.

“Darle un sentido, valorizar todo lo que se hizo hasta ayer [14 de marzo] que fue el proceso de construcción”, dijo Wizenberg en conversación con el Centro Knight.

Según dijo Yasna Mussa, periodista chilena y cofundadora de Late, la revista busca ser una reivindicación de la región y de allí que narren historias del mundo con una perspectiva latinoamericana.

“Nace por reivindicar lo latinoamericano. Tanto el periodismo que hacemos los latinoamericanos como historias que ocurren en Latinoamérica”, explicó Mussa al Centro Knight. “Pero también para poder reunir a reporteros que pertenecen a este continente y que están repartidos en todo el mundo y que pueden narrar historias desde otras zonas del globo, pero con un relato común como latinoamericanos”.

Sin embargo su objetivo va mucho más allá de este. Durante sus conversaciones por Skype los periodistas notaron que compartían ese sinsabor por el periodismo actual que solo busca ganar la guerra de los clics sacrificando la calidad en su lucha. Ellos cansados del contenido tipo “comida chatarra” que abunda, especialmente en internet, decidieron ofrecer “un plato saludable y gourmet al mismo tiempo” a través de su revista.

Es así como su nombre no solo es una deducción de las palabras ‘Latinoamérica Escribe’, sino que también representa esas historias que “están latiendo” a la espera de ser contadas porque muchas veces son ignoradas por los medios.

Por eso buscan contar “historias elementales” representadas en sus cuatro secciones: agua, aire, fuego y tierra. El “quinto elemento” se compone de investigaciones que hacen en conjunto y de manera coordinada con los distintos colaboradores que tienen en el mundo. Todo desde una perspectiva latinoamericana.

“Mas que por temas, vamos por historias. Son historias buenas que tienen conflicto, que proponen algo, que entregan conocimiento. Ese es el tipo de perfil por el que estamos apostando”, dijo Mussa. “Da lo mismo del país de donde venga o si es una historia de vida, de derechos humanos, de fútbol incluso. Pero tiene que transmitir algo, proponer algo nuevo. Lo importante es la calidad del texto”.

Sus historias le apuestan al periodismo narrativo. Pero como medio nativo digital que es, la revista también hace uso de las diferentes herramientas tecnológicas que tiene a su disposición. Es así como tendrá textos, podcasts, videos, reportajes audiovisuales e incluso incorporarán tecnología propia del cine.

En una de las primeras historias publicadas por la revista digital, Mussa entrevistó a Leila Khaled en Jordania. Khaled es militante del Frente Popular por la Liberación Palestina y es conocida por ser la primera mujer en secuestrar un avión.

En Guerrero, México, Alejandro Saldívar cuenta la historia de Jonás, uno de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa desaparecidos en septiembre de 2014, para llamar la atención que el caso continúa en la impunidad.

Estas historias están publicadas en las secciones “aire” y “fuego”, respectivamente.

En su primer podcast, explican los orígenes de la revista.

Además de Wizenberg, Cazar y Mussa, los otros cofundadores que se mantienen son Mónica Rivero, de Cuba y Alejandro Saldívar, de México. Ellos junto a Eel María Angulo y Giovanni Jaramillo, ambos de Colombia, conforman el Consejo Editorial de Late.

“Tenemos una plataforma horizontal. Todos somos editores y reporteros. No queremos perder nuestro rol de reportería, de meter los pies en el barro porque creemos que eso le da mucho más peso al trabajo. Y en conjunto revisamos los textos y hacemos nuestros aportes”, señaló Mussa para quien el ejercicio también ha permitido explorar la riqueza en el lenguaje español al notar las diferencias de cada país.

Teniendo en cuenta que el equipo base se conforma de ellos mismos, por ahora su objetivo es tener al menos un “material contundente” cada semana. Pero esperan que lleguen cada vez más historias.

Un aspecto que no ven muy lejano. Según Wizenberg, el “feedback” recibido durante su lanzamiento así como los comentarios recibidos durante las primeras horas al aire fueron muy positivos.

“La idea de que hay un espacio diferente, un espacio interesante para el periodista de a pie, para el que propone buenas historias para contar, para el reportero, latinoamericano específicamente, que anda disperso por el mundo donde puede publicar y donde publica no solo el trabajo que hace sino que lo comparte con otros periodistas en lo que es el trabajo de edición, trabajar las historias colectivamente y eso parece que era lo más interesante y eso era lo que buscábamos. Y en este primer día después del evento es lo que estamos consiguiendo”, agregó Wizenberg.

El objetivo es que en un año tener por lo menos un colaborador en cada país latinoamericano, según dijo Wizenberg.

El Consejo Editorial se reunió por primera vez y de manera presencial este marzo en Colombia. Pero tal como los fueron sus reuniones de preparación, sus consejos de redacción serán a través de video conferencias pues la revista seguirá siendo una sin sede.

Pero para Mussa, esta no será solo su característica sino una de sus mayores ventajas porque “no estamos en ningún país, pero estamos en todos”.

Tras su lanzamiento, el equipo se enfocará no solo en su contenido sino en afianzar sus diferentes fuentes de financiamiento que en este primer año “de transición” apuestan que el capital de Late sea el trabajo como tal, afirmó Wizenberg.

Sin embargo, tienen claro que quieren tener cuatro o cinco maneras de financiarse. Una de ellas es la Tienda Late, que ofrece productos por ahora “muy básicos”. Pero también está lo que se convertirá en la Escuela Late.

La Escuela Late está ofreciendo su primer taller gratuito en línea. El objetivo es cobrar por estos talleres en los que ya están involucrados periodistas y profesores de la región y que estarán dirigidos a cualquier persona interesada en aprender a contar una historia o en temas internacionales.

“Estamos muy contentos porque lo que vemos es que surge la posibilidad de que exista un medio latinoamericano transversal de periodistas. Donde los periodistas puedan tener realmente el poder sobre la edición, sobre el financiamiento del medio”, finalizó Wizenberg. “Es un medio que intenta ser rentable sin que sea rentable para un dueño sino para una red de profesionales”.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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