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Red de periodistas Ruido usa peticiones de acceso a la información para combatir el vacío informativo en las provincias de Argentina

Hace tres años, en plena pandemia por COVID-19, un grupo de periodistas argentinos de distintos medios comenzaron a notar que, si bien en la capital Buenos Aires había amplia variedad de medios tradicionales e independientes ejerciendo el periodismo de forma relativamente segura, en las provincias del interior del país la historia era muy distinta. Sobre todo al momento de practicar el periodismo de investigación sobre temas como corrupción y abusos de poder.

Ante esa realidad, miembros del grupo, encabezado por el entonces editor del diario La Voz del Interior Edgardo Litvinoff y el autor y columnista político Sergio Carreras, unieron fuerzas para crear un medio colaborativo. Éste tendría una estructura  horizontal en la que periodistas trabajarían en red produciendo producir reportajes de investigación basados en datos públicos para aliviar el vacío informativo que existe al interior del país.

“Teníamos muchos problemas para hacer periodismo de investigación de temas relacionados con transparencia, acceso a la información y corrupción”, dijo Litvinoff, quien radica en Córdoba, a LatAm Journalism Review (LJR). “Empezábamos a notar en nuestros medios con mucha nitidez que había un gran desierto informativo en la mayoría de las provincias argentinas porque hay muy pocos medios y los medios que existen se han vuelto excesivamente dependientes de la pauta publicitaria oficial”.

Screenshot of an Instagram post of Argentine journalism organization Ruido.

El equipo de Ruido incluye a un periodista en cada una de las 24 provincias de Argentina, además de especialistas en datos abiertos. (Foto: Captura de pantalla del Instagram de Ruido)

El periodista dijo que han sabido de medios de las provincias cuyos ingresos por publicidad oficial de gobiernos locales era de hasta el 70 por ciento. Eso, dijo, se traducía en presiones de las autoridades locales a medios y periodistas, imposibilidad de llevar a cabo investigaciones periodísticas y autocensura.

De acuerdo con el estudio de 2021 Desiertos de Noticias en la Argentina, del Foro de Periodismo Argentino (Fopea), hasta tres cuartas partes del territorio de ese país cuentan con condiciones escasas o débiles para el ejercicio del periodismo profesional.

Litvinoff y Carreras concluyeron que la mejor forma de intentar cambiar esa realidad era mediante la creación de una red colaborativa de periodistas locales que unieran fuerzas para abordar las coberturas desde una visión macro. Fue así como a inicios de 2021 se fundó Ruido.

“[Ruido] Es la respuesta frente a la dependencia estatal y política que tienen los medios por su crisis de financiamiento”, dijo a LJR Fernando Ruiz, profesor de periodismo en la Universidad Austral en Buenos Aires y ex presidente de FOPEA. “Es periodismo ‘flashmob’, una redacción nacional y de buenos profesionales que se junta como una orquesta espontánea para investigar un tema crítico y sensible. La cooperación ‘flashmob’ es clave para ocuparse de los temas que quedan fuera de la agenda, o no son tocados con la profundidad necesaria”.

Ruido está conformado actualmente por al menos un periodista colaborador en cada una de las 24 provincias de Argentina, además de especialistas en datos abiertos y cinco personas en su sala de redacción central.

Su objetivo es la producción de informes derivados de investigaciones periodísticas a nivel federal. Esas investigaciones están basadas en solicitudes de acceso a la información pública, las cuales, según dijo Litvinoff, son la principal herramienta de Ruido.

Cada una de las investigaciones comienzan con pedidos de acceso a información pública presentados en cada una de las 24 provincias argentinas, según las leyes locales. El equipo tiene preparados 24 modelos de solicitudes de acceso a la información, dado que cada provincia tiene su propia ley al respecto, a excepción de cinco provincias que no cuentan con leyes de acceso a la información. Argentina cuenta, además, con una ley federal de acceso a la información pública.

“Cada vez que hacemos un relevamiento, hacemos un protocolo para obtener los mismos indicadores en cada una de las provincias. Luego, esa información la procesamos y creamos el contenido periodístico”, explicó Litvinoff. “Hay cinco provincias que no tienen ley de acceso a la información, pero nosotros invocamos a la Constitución Nacional y a leyes internacionales que ya son normas en Argentina”.

Aunque Argentina no se ubica entre los países con mayor transparencia del mundo (el país obtuvo una calificación de 50 de 100 en el rubro de Transparencia en la encuesta Presupuesto Abierto 2021), Litvinoff considera que el Gobierno federal cuenta con mecanismos de acceso a la información más o menos organizados. Pero a nivel de las provincias se vive una historia muy diferente.

Si bien existen mecanismos en la mayoría de las provincias, éstos son deficientes, de acuerdo con Litvinoff. En muchas ocasiones, las dependencias públicas no responden a las solicitudes de información, o tardan mucho en hacerlo. Cuando se llega a obtener información, ésta es entregada en formatos en los que incluso a sus expertos en datos abiertos se les dificulta encontrar la información solicitada.

“Lo poco que hay es muy difícil de navegar para los periodistas”, dijo Litvinoff. “Si en alguna base de datos queremos saber cuánto costó una obra pública, se hace casi imposible navegar. Por más que la provincia diga que los datos están, no están desagregados de una manera en la que nosotros podamos determinar cuánto costó una obra pública”.

Según Litvinoff, en ninguna de las investigaciones que han realizado hasta ahora han tenido total acceso a información pública. En todas las investigaciones, algunos colaboradores de las provincias tienen que recurrir a otros métodos para obtener la información, incluso recursos legales.

“Nuestro colaborador en Tierra del Fuego […] pudo llevar [la solicitud de datos] hasta las últimas instancias. Pero incluso con fallos judiciales, se le ha hecho muy difícil acceder a la información”, contó Litvinoff. “En otro caso, le dieron [a otro colaborador] el acceso a un expediente que tenía 15 mil hojas y le pidieron que tenía que pagar la copia de esas 15 mil hojas, lo cual era lo mismo que decirle que no le daban la información”.

Ruido basó su metodología de solicitud de acceso a la información en la que desarrolló la organización Chicas Poderosas en su investigación colaborativa a nivel federal basada en datos públicos “Los Derechos no se Aíslan”, de 2020. Para ese trabajo, Chicas Poderosas realizó peticiones de acceso a datos públicos sobre salud sexual y reproductiva de mujeres durante la pandemia en todas las provincias de Argentina.

Screenshot of an Instagram post of Argentine journalism organization Ruido.

Toda investigación de Ruido comienza con pedidos de acceso a información pública en cada una de las 24 provincias argentinas. (Foto: Captura de pantalla del Instagram de Ruido)

“Nos ahorraron muchísimo trabajo al comienzo de este proyecto”, dijo Litvinoff. “Pudimos tener un Excel que ellas ya habían hecho sobre cuál era la Ley de Acceso a la Información en cada provincia, qué requisitos se necesitan, cuántos eran los días de plazo para responder. Para nosotros fue muy útil porque nos permitió inmediatamente presentar de una manera mucho más fácil los pedidos de acceso a la información”.

Los obstáculos en el acceso a la información, sumados al trabajo de procesamiento de la información y al doble proceso de verificación que ejecutan, hacen que el tiempo de realización de cada investigación se extienda hasta seis meses. Uno de los actuales desafíos de la red, dijo Litvinoff, es disminuir esos tiempos para aumentar la frecuencia de publicación y, como consecuencia, poder aspirar a más financiamiento.

Hasta ahora, el sistema de sustentabilidad de Ruido está basado en fondos internacionales, a los cuales la organización postula previo a cada investigación. En 2023, Ruido comenzó a experimentar con el crowdfunding para financiar la investigación que está actualmente en proceso, sobre las legislaturas provinciales.

También el año pasado, la red recibió fondos del programa Impulso Local, de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa), el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ, por sus siglas en inglés) y Meta. Dicho apoyo fue usado para el rediseño de su sitio web y la construcción de su plataforma de crowdfunding.

Ese modelo de financiamiento le ha permitido a la organización dar empleo fijo a dos miembros de su equipo, así como distribuir recursos entre los colaboradores de su red en las 24 provincias del país.

Publicación colectiva que hace ‘ruido’

Una de las misiones principales de Ruido es fortalecer el acceso de los ciudadanos a la información pública, aunque eso implique renunciar a tener primicias.

“Tenemos claro que somos un medio que hacemos periodismo de investigación contra la corrupción, pero en la forma de difundirlo a nosotros nos interesa mucho más que el contenido se difunda que tener una primicia”, dijo Litvinoff. “Cada investigación es retomada por entre 40 y 60 medios que reproducen la información”.

La estrategia de difusión de Ruido consiste en distribuir sus informes gratuitamente a los periodistas de su red, así como a una lista de periodistas y medios locales y nacionales con los que tienen alianza. Pero no solo los reportajes son distribuidos, sino todo el contenido que se usó para realizar la investigación: bases de datos, infografías e imágenes, de modo que cada medio o periodista pueda usar la información en bruto para tomar sus propios enfoques.

El contenido es enviado una semana antes de su publicación bajo el modo de embargo y bajo el acuerdo de que deberá ser publicado el mismo día y a la misma hora que la investigación de Ruido.

“Cada vez que sacamos un informe, mandamos un email [explicando] de qué se trata brevemente y mandamos el link con el contenido. Después cada periodista de cada provincia también se encarga de difundir ese mismo email entre sus colegas”, dijo a LJR Bárbara Maidana, coordinadora de audiencias de la Ruido. “Acordamos unas fechas y una hora para salir todos juntos y hacer más ‘ruido’, justamente. Eso nos dio más resultado que salir cada uno cuando tuviera lugar en la agenda”.

Maidana agregó que el principal público que cubren con esa estrategia de distribución es el sector de periodistas, investigadores y académicos. Sin embargo, también apuntan al público en general. Para este, el equipo de audiencias produce notas derivadas de los informes principales sobre cada provincia y los distribuye en redes sociales.

La distribución en plataformas digitales hace énfasis en publicar datos duros y en hacer participar a la audiencia, sobre todo en Instagram, dijo Maidana. Con el fin de que los datos derivados de las investigaciones lleguen a la audiencia, hacen uso de encuestas y otros elementos interactivos que ofrece Instagram.

“Una estrategia que estamos preparando para este año es hacer más videos explicativos, porque ver la información en una infografía o en un gráfico quizás no es tan accesible para el público en general, y sí les es más accesibles llegar a esa información mediante videos explicativos”, dijo la periodista, “Es algo que nos propusimos este año: poder explicar más los temas y no quedarnos en aquellos que quizás pueden entender mejor los gráficos”.

Al final, lo que busca Ruido con sus distintas formas de difundir sus informes es que la información sensible sobre la administración pública – producida por su red de colaboradores – llegue a la gente, no importa a través de qué medio.

“Esto es un poco como el rugby: la pelota tiene que llegar al in-goal del rival, no importa qué jugador lo hace. Acá el in-goal es el público. La información tiene que llegar al público como sea. Por eso, cuando los periodistas no pueden publicar la información de interés público en su medio, existen estos mecanismos para poder seguir cumpliendo nuestro rol social”, dijo el profesor Ruiz. “Ruido es, por eso, un mecanismo clave”.

De acuerdo con el expresidente de FOPEA, iniciativas latinoamericanas como Ruido son una respuesta a los distintos tipos de crisis que enfrenta el periodismo. Si bien todavía no hay más proyectos similares en Argentina, han existido en América Latina varias formas de cooperación entre periodistas similares a Ruido, a raíz de episodios de violencia.

“En Colombia se hizo el Proyecto Manizales a raíz del asesinato del periodista Orlando Sierra, la SIP con Ricardo Trotti apoyaron también investigaciones conjuntas entre los editores de la frontera norte de México, completamente asolados por la violencia del narco. O el proyecto Frontera Cautiva, donde participaron la FLIP y Fundamedios entre otras organizaciones, para investigar el crimen de tres periodistas ecuatorianos. Y hace poco tuvimos en la región el magnífico Proyecto Rafael [tras el asesinato del periodista colombiano Rafael Moreno]”, dijo Ruiz. “Ruido es un esfuerzo de cooperación similar –aunque afortunadamente sin una desgracia previa–, que permite investigar en grupo temas esenciales para la ciudadanía”.

Pero para Litvinoff, Ruido aspira a convertirse en una organización similar a ProPublica, el medio independiente y sin fines de lucro con sede en Nueva York, Estados Unidos, que produce periodismo de investigación de interés público. Aunque también se identifican con el trabajo colaborativo y transnacional que hace CONNECTAS, desde Colombia.

Ante el ruido, el silencio

La metodología de trabajo en red le permite a Ruido, a partir de múltiples historias hiper locales en cada provincia, tener un impacto a nivel nacional.

“Lo más positivo que tenemos es el alcance, porque no hay otro medio argentino realmente federal y transversal, y con investigaciones que tengan interés a nivel nacional y para todas las provincias”, dijo Litvinoff. “De repente en este hiperlocalismo que nosotros revelamos encontramos historias de mucho impacto nacional”.

Graphic describing the steps of the process that Argentine journalism organization Ruido follows in its investigations.

La metodología de investigación y publicación de Ruido permite que todo medio o periodista pueda usar los informes para encontrar sus propios enfoques. (Foto: Captura de pantalla de ElRuido.org)

Uno de los impactos del trabajo de la organización es que ha logrado exponer el nivel de opacidad que reina en algunas provincias. Tras sus primeras investigaciones, quedaron al descubierto los gobiernos locales que no respondieron a las solicitudes de información pública como la ley obliga. Aunque en varias provincias todavía es común que los colaboradores no obtengan respuesta, algunas de las provincias que no respondían han comenzado a hacerlo, aunque sea para decir que no tienen la información, dijo el periodista.

“Ahora [los gobiernos locales] están más atentos a que si hacemos un pedido de acceso a la información, lo tienen que contestar porque si no van a quedar expuestos como una de las provincias que no contesta. Eso por ejemplo como una reacción positiva”, dijo. “O en los lugares donde se ha judicializado esa falta de acceso a la información, que la justicia haya dicho que el gobierno tiene que entregar la información es otra reacción positiva”.

En diciembre de 2023, Ruido ganó el Premio Mayor al Periodismo de Investigación en Argentina, que entrega FOPEA, gracias a un informe sobre supuesto nepotismo en las provincias argentinas. Un mes antes también obtuvo dos Premios Adepa en la categoría Periodismo de Investigación, por las investigaciones “Publicidad oficial: más de la mitad de los gobernadores argentinos no respetan la ley de ética pública”“Los dueños del litio en Argentina”.

Sin embargo, para el equipo del medio, el principal impacto que el trabajo de Ruido ha tenido es –paradójicamente– el silencio. En sus años de existencia, dijo Litvinoff, ninguna de sus investigaciones ha sido refutada. Eso lo atribuyen a su riguroso proceso de fact-checking pero también al trabajo colaborativo coordinado.

“Nunca hemos tenido ningún reclamo público de ningún funcionario y optan por el silencio”, dijo. “En ese sentido vemos que estamos protegidos, no tanto por ser una red o por la forma de trabajar. La forma de chequear los datos me parece que es nuestro mayor escudo”.

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