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Tras huracán María, periodistas puertorriqueños enfrentan colapso en comunicaciones y pérdidas personales para seguir reportando

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  • 2 octubre, 2017

Por Teresa Mioli y Evelyn Moreno

Medios internacionales y puertorriqueños se han juntado en el Centro de Convenciones de Puerto Rico, creando una redacción de facto en el mismo edificio donde los funcionarios públicos organizan conferencias de prensa y los ciudadanos buscan recursos.

Además de tener internet y servicio de telefonía celular, es el lugar donde pueden encontrar a todas las fuentes del gobierno que proveen información actualizada sobre los esfuerzos de ayuda que se están realizando para ayudar al 95% de los puertorriqueños que están sin electricidad, así como también a los miles que no tienen comida, agua, combustible y atención médica.

Carla Minet, periodista y directora ejecutiva del Centro de Periodismo Investigativo de Puerto Rico (CPI), se sienta en una de las mesas del Centro de Convenciones con su equipo periodístico.

El lunes 25 de septiembre, cinco días después del paso del huracán María por la costa sur de la isla, se logró juntar todo el equipo para analizar lo sucedido en San Juan y para resolver la manera de cómo reportar desde el nuevo escenario.

La tormenta dificultó, y en muchos lugares debilitó totalmente, la capacidad de comunicarse. Hasta el 29 de septiembre, 89.3% de los centros celulares en Puerto Rico seguían sin tener servicio, según la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por su siglas en inglés).

"Todos pensábamos igual, y cuando fuimos a San Juan todos los teléfonos empezaron a tener conexión, y ahí dijimos 'ok, juntémonos'", dijo Minet en conversación con el Centro Knight.

Su oficina no tenía electricidad, por eso se prestaron otra oficina para trabajar mientras salían a las calles a reportear. Como muchos otros periodistas en la zona, eventualmente terminaron trabajando en el centro de convenciones para reportear, realizar entrevistas y publicar sobre las consecuencias de la tormenta. Están trabajando con puntos de cobertura inalámbrica (hotspots), computadoras, teléfonos y escasos recursos.

Un equipo de cinco reporteros está cubriendo el resto de la isla cuando no están en San Juan - desde el centro hasta la costa norte y otras zonas metropolitanas.

Una vez que dejan el edificio del centro de convenciones, se vuelve más difícil comunicarse.

"Fuera de San Juan no tenemos conexión telefónica, ni mensajes, ni WhatsApp, nada", explicó Minet.

Aunque los periodistas se encuentran físicamente bien, Minet dijo que algunos de ellos tienen familiares que han perdido sus casas o que no tienen aún agua o combustible.

"Estamos lidiando con esa realidad", explicó. "Estamos tratando de hacer nuestro trabajo y, al mismo tiempo, ayudar a nuestras familias".

A menos de dos semanas del paso del huracán Irma por la costa norte de Puerto Rico, que dejó a un millón de residentes sin electricidad, María tocó tierra en la isla el miércoles 20 de septiembre, con vientos sostenidos de 250 km/h.

Como preparación, un equipo mínimo de las redacciones en San Juan de GFR Media almacenó suficiente comida y combustible para operar entre 36 y 48 horas. Resultó ser un buen plan para la empresa, que es dueña de uno de los diarios más importantes, El Nuevo Día, y también de los periódicos Primera Hora e Índice. El relevo de los reporteros no pudo darse sino hasta el jueves por la tarde.

Mientras el equipo se preparaba en San Juan, el periódico envió a más de 20 reporteros y fotógrafos a diferentes zonas de toda la isla con suficiente comida y combustible para dos días. Fueron enviados con funcionarios para casos de emergencia. Luis Alberto Ferre Rangel, director general de GFR Media, explicó al Centro Knight que el diario siguió este protocolo en el pasado.

Como se esperaba, la sala de redacción perdió comunicación con los periodistas tan pronto golpeó la tormenta.

"Vimos cómo cada uno fue perdiendo señal, prácticamente, hasta el último de ellos, cuando empezó un silencio total, un silencio radiofónico total". dijo Ferré Rangel. "Eso fue cuando cuando llegaron los mayores y más fuertes vientos a la zona, y supimos en ese momento que ellos se encontraban ya por su cuenta, sin acceso a sus propios dispositivos".

Durante el paso de la tormenta por la isla, la redacción reportó lo mejor que pudo despachando a través de la señal de radio AM. A pesar de contar con tres proveedores de internet, "al final, fallaron los tres", recordó Ferré Rangel.

Rosalina Marrero reportó para GFR Media desde el suroeste de Puerto Rico, en Mayagüez.

"Pasé el huracán en uno de los albergues autorizados por el gobierno, como testigo de cómo las familias, personas (...) ancianos, llegaron con sus pocas pertenencias, muchos de ellos con sus mascotas, buscando ponerse a salvo, pero al mismo tiempo con la tristeza de haber dejado sus casas sin la garantía de volverlas a encontrar a su regreso", dijo Marrero al Centro Knight.

"Es un tipo de reportaje durante el cual es imposible no quebrarse, porque en ese momento uno se convierte en la socorrista de los que necesitan dejar su casa, comida, para ser rescatados", agregó. "También se vuelve un desafío llegar a los lugares más necesitados".

Marrero reiteró que como otros ciudadanos, los periodistas también se vieron afectados por la falta de gasolina y la ausencia de teléfonos e internet, que complicaron las comunicaciones.

Los reporteros de toda la isla encontraron eventualmente focos de servicios donde pudieron restablecer la comunicación con las salas de redacción. Pero, para finalmente volver a San Juan, algunos tuvieron que ser evacuados de albergues de emergencia que se vieron afectados, según Ferré Rangel. Cuatro periodistas tuvieron que ser evacuados por vía aérea de las pequeñas islas de Vieques y Culebra.

El último periodista en regresar del campo llegó cinco días después del paso del huracán, y perdió su casa en las montañas. Ferré Rangel dijo que al menos tres de sus trabajadores perdieron sus propiedades debido a inundaciones o explosiones que ocurrieron como consecuencia de los cambios de presión atmosférica que se dieron en el interior y exterior de las casas, que reventaron las ventanas, dejándolas expuestas.

Eventualmente, "todos empezaron a reportar desde la base, hasta los que no estaban de servicio, porque como reporteros y editores sabían que tenían que ir a ayudar", dijo el director. "El jueves por la tarde, tuvimos a más del 50% de la redacción presente".

Regresaron el jueves para imprimir 30 mil copias, y también para tener lista la versión digital online, que fueron distribuidas gratuitamente. El viernes, se imprimieron 50 mil ejemplares.

"Con un apagón al 100%, con la isla completamente sin electricidad, el producto impreso, una vez más, el producto impreso, el regreso al papel, a lo elemental, fue bienvenido por todos, porque el único medio de información disponible durante las primeras 48 horas después del paso del huracán era una estación de radio que no tenía reporteros allá afuera", dijo Ferré Rangel.

El periódico se distribuyó gratuitamente al día siguiente del paso del huracán. Pero, Ferré Rangel admitió, en respuesta, que hacerlo fue financieramente difícil para el periódico y que en los próximos días tendrán que empezar a cobrar de nuevo.

"Estamos enfrentando una situación bastante difícil porque no estamos recibiendo publicidad ni percibiendo ganancias por circulación", dijo el director. "Esto está poniendo bastante presión en las finanzas de la compañía, pero sabemos que tenemos que hacerlo".

Para los periodistas, el trabajo no ha parado.

"Creo que la redacción está dando todo en este tipo de situación y está sacando lo mejor de cada uno, y demostrando la capacidad que tenemos y la dedicación que tenemos para lograr algo así", dijo Ferré Rangel. "Pero el desafío ahora es un largo, muy largo, camino, por lo que seguimos en modo de emergencia y, por ende, el reporteo es muy intenso, todos están afuera, aunque pronto se tratará de ir al tipo de reportaje de reconstrucción y restauración".

Desde el centro de convenciones, Damaris Suárez, periodista y presidente de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico, (ASPPRO), dijo que la organización está intentando hacer una lista de periodistas que han sufrido pérdidas personales debido al huracán. Tratarán de reunir dinero o de abrir una cuenta en GoFundMe para ayudarlos a recuperarse.

Suárez, que trabaja como periodista para el sitio digital Noticel, CPI y Radio Isla 1320, dijo al Centro Knight que algunos medios han sufrido daños materiales en sus edificios. Por ejemplo, las oficinas de Noticel, que están frente al mar, han sido gravemente dañadas y  su equipo ha tenido que mudarse a un local alternativo.

La periodista señaló la falta de acceso telefónico y de internet, particularmente en las afueras del área metropolitana, lo que significa que "una gran parte del país no tiene información exacta sobre lo que está sucediendo".

"Los periodistas de Puerto Rico hemos hecho hasta lo imposible para informar al público, a pesar de las serias dificultades que existen con las comunicaciones y la infraestructura digital como resultado de los daños causados por María", dijo Suárez.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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