texas-moody

Video columna satírica trae nueva vida y audiencia a la sección de opinión de un periódico tradicional colombiano

  • Por
  • 28 febrero, 2018

Por Dylan Baddour

*Esta historia hace parte de un proyecto especial sobre Innovadores en el Periodismo de América Latina y el Caribe.


Pocos periodistas son más conocidos entre los jóvenes de Bogotá, capital de Colombia, que María Paulina Baena, de 27 años. Una vez a la semana aparece frente a la cámara, a veces recostada sobre su escritorio, agitando los brazos y siempre desbordando de furia mientras dice sin rodeos las fallas de su país y sus líderes.

Ella es anfitriona de La Pulla, una “video columna” de cinco a ocho minutos difundida por el periódico colombiano más antiguo, El Espectador. En un momento en que los medios tradicionales luchan por traer una nueva generación a sus lectores, La Pulla ha demostrado ser un éxito viral entre un público joven, debido en gran parte al excéntrico estilo de Baena.

“Es como poner toda la energía en un personaje, poner toda la rabia”, le dijo al Centro Knight. “Es como un personaje de ficción, pero con una periodista que cuenta hechos reales”.

Producido por un equipo de tres periodistas y filmado en la oficina del editor con una cámara colocada encima de una pila de libros, los episodios a menudo superan 1 millón de visualizaciones en Facebook y consiguen otros grandes números en YouTube, con títulos provocativos como “10 pasos para ser asesinado en Colombia”, “Así es como la multinacionales evitan impuestos” y “Lo que su empleada doméstica quisiera decirle”.

Rara vez otros medios tradicionales han podido sacar provecho de una producción tan moderna como La Pulla. Incluso para El Espectador, este home run llegó después de una década de experimentación turbulenta, que vio el nacimiento y la muerte de historias para niños, innumerables blogs y numerosos proyectos de video en el periódico.

Nelson Padilla, editor dominical de El Espectador, dijo que la receta para el éxito implica una reorganización de la jerarquía tradicional de la sala de redacción que se había adaptado a los veteranos que controlaban a puertas cerradas, mientras los jóvenes gruñían ruidosamente en sus teclados. Ahora, la gente de arriba mira a los que están en la parte inferior para obtener respuestas.

“Las nuevas ideas vienen de las nuevas generaciones”, dijo Padilla, quien comenzó su primer trabajo en El Espectador en 1991. “Tuvimos que darles más responsabilidad a los practicantes”.

Baena fue uno de esos practicantes. Comenzó en El Espectador en 2014 mientras estudiaba ciencias políticas y comunicación en una universidad de Bogotá. Más tarde fue contratada para cubrir problemas ambientales. Entonces, un día, recibió un correo electrónico anunciando que el periódico iba a realizar audiciones para un nuevo segmento de video.

La idea ya había sido difundida por la redacción durante algunos meses, perfeccionada por un grupo de jóvenes amigos de diferentes departamentos que querían que el periódico produjera el tipo de medio que les gustaba consumir: programas nocturnos estadounidenses y modernos YouTubers.

“Lo bueno es que La Pulla vino de una manera atípica”, dijo Daniel Salgar Antolinez, de 31 años, quien era un periodista internacional de El Espectador y miembro fundador del equipo de La Pulla. “No vino como estrategia de arriba, sino como estrategia de abajo, con los periodistas”.

La gerencia había estado buscando una manera de interesar a los lectores más jóvenes en la sección de opinión. Se había intentado otro proyecto de video, una serie de humor político, pero requería actores, guiones, cámaras de fantasía y un set. Demasiado complejo, ese proyecto murió en seis meses. Entonces los periodistas tenían una idea más simple.

“Queríamos ser como los YouTubers, pero también con buen periodismo”, dijo Salgar, ahora el editor en español de la agencia de noticias turca Anadolu.

Aprobado para su lanzamiento, la serie de video aún sin nombre necesitaba un presentador. Cuando salió el correo electrónico para las audiciones, Baena se inscribió.

Leyó el guión de muestra, un artículo sobre un reciente escándalo relacionado con abuso sexual y agentes de policía, y luego lo memorizó. Se sentó frente a su computadora practicando, buscando una voz que pudiera hablar para su generación: jóvenes conectados a la comunidad global y desconcertados por la historia de corrupción, guerra civil, violencia de drogas y asesinatos de su país.

Pensó en el estilo de Jaime Garzón, un periodista colombiano y activista por la paz famoso por su ingeniosa sátira, quien fue asesinado por enemigos políticos en las calles de Bogotá en 1999. Baena sintió una sensación de ira, hervida por la frustración por el absurdo de tal disfunción.

“Para mí fue importante mostrar esa emoción”, dijo. “Rabiosa, indignada, con un tono muy fuerte, pues estamos sacando eso de los jóvenes”.

“A partir de la risa, ver qué absurdo que es este país”, aseguró.

Pronto surgió su personaje: una mujer sincera y profundamente frustrada que ofrece informes periodísticos con brazos temblorosos y un tono de incredulidad; una mujer que habla de manera agresiva y por el que las mujeres no son conocidas por hablar en los medios colombianos; una presentadora de noticias que rompe el estándar de cara de muñeca, con el pelo rizado y el abrigo y la corbata de un hombre.

Baena fue a la audición. Un equipo de cinco miembros escribió el guion para el primer episodio de la serie llamada La Pulla. El video se lanzó en abril de 2016 y se volvió viral. El segundo video tuvo incluso más vistas. El equipo sabía que tenían un éxito.

Más tarde buscaron monetizar La Pulla, pero no quisieron poner anuncios o enchufes de productos en el programa. Ganaron fondos de Instinto de Vida, un proyecto por la Open Society Foundations, para producir siete episodios de violencia letal en América Latina. La fundación política alemana Freidrich-Ebert-Stiftung financió episodios sobre empleadas domésticas, corporaciones multinacionales, un barrio marginal de Bogotá y el ciberactivismo. Los episodios patrocinados terminan con una oración en la pantalla que identifica al financiador.

“La Pulla descubrió que sí se puede hacer periodismo sin poner promociones en todos lados”, dijo Salgar. “Ese descubrimiento fue muy importante”.

Ahora varias fundaciones prometen fondos para que La Pulla aborde sus propios problemas, y el programa paga los sueldos de su equipo, que también gana dinero dando charlas públicas.

Como resultado, La Pulla seguirá siendo gratuita, incluso ahora que El Espectador anunció a principios de este mes que su sitio web irá detrás de un muro de pago (paywall) a partir de marzo. De todos modos, no se podría monetizar con un muro de pago, dijeron los periodistas, ya que pocos usuarios lo encuentran en la página de inicio, sino en Facebook o YouTube.

Además, las perspectivas de financiación están mejorando para La Pulla. Apenas la semana pasada, el programa lanzó uno de sus episodios más exitosos – una crítica al temor por el “castrochavismo” – que acumuló 1.7 millones de visitas y fue compartida 115.000  veces en Facebook desde que fue publicada el 22 de febrero, y terminó con el anuncio de una serie de un año financiada por Open Society Foundations que abordará temas como las elecciones en América Latina, migración, política colombiana y derechos humanos en el continente.

El proceso de paz en Colombia le ha proporcionado a La Pulla una de sus historias más exitosas, el de noviembre de 2017 sobre la posibilidad de que el líder de la guerrilla de las Farc, Rodrigo Londoño, conocido como ‘Timochenko’, se convirtiera en presidente del país. Con un presentador invitado – miembro del equipo y coordinador de la sección de opinión de El Espectador –, Juan Carlos Rincón Escalante, el episodio recibió 5 millones de visitas en Facebook.

En general, los episodios sobre las noticias de más tendencia tienen la mayor cantidad de vistas para La Pulla, que ganó un Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 2016 por su video “Dejen que los homosexuales adopten”.

Otros episodios con gran número de vistas incluyen: uno sobre el proceso de paz de Colombia con la aparición de un popular YouTuber, críticas por el rechazo de Colombia a los acuerdos de paz por votación popular en 2016 y un episodio sobre la toma por parte de la policía y soldados de un barrio en Bogotá, conocido como el Bronx, que tenía “su propio gobierno” como lo dijo La Pulla.

Ahora el periódico está lanzando otras video columnas inspiradas de manera similar, que incluyen un programa de conversación feminista y un elenco de noticias en las redes sociales.

“Ayuda la reputación de El Espectador”, dijo Padilla, el editor dominical. “Nos muestra como un medio moderno, inclusivo y liberal”.

* Esta historia fue actualizada para corregir los nombres de María Paulina Baena y Nelson Padilla.


La serie "Innovadores en el Periodismo", que es posible gracias al generoso aporte de Open Society Foundations, cubre tendencias en medios digitales de noticias y las mejores prácticas en América Latina y el Caribe. Este es una ampliación de nuestra serie anterior y libro electrónico, Periodismo Innovador en América Latina, al mirar a las personas y equipos que lideran en la región iniciativas innovadoras de reportería, narración de historias, distribución de contenido y financiación.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

 

Artículos Recientes