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En México, la violencia contra los periodistas crece y los reportes sobre la violencia desaparecen

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  • 16 octubre, 2013

Por Rodrigo Gomes*

Las denuncias de casos de agresión en contra de periodistas en México entre enero y septiembre de este año llegaron a 225. De estos, dos de ellos murieron. Otros 33 dejaron el país bajo amenazas. Además de la violencia del crimen organizado, cuyo principal brazo es el narcotráfico que ahora controla varias regiones internas del país, existe una grave situación de censura institucional en el país.

Otros casos incluyeron el secuestro colectivo de un equipo de periodistas, incendios de vehículos de reporteros e incluso un ataque en el que se arrojó una granada en contra del edificio de un periódico. La situación fue relatada por Ignácio Rodríguez Reyna, de la revista Emeequis (México), durante una charla sobre Investigaciones del Crimen Organizado como parte de la Conferencia Global de Periodismo Investigativo. También participaron los periodistas Juan Luis Font (Guatemala), Romina Mella, del sitio IDL Reporteros (Perú), y Martha Soto, del diario El Tiempo (Colombia).

En la esfera institucional, hace seis meses simplemente desaparecieron las noticias sobre el narcotráfico y la ola de violencia en el país que ocuparon los encabezados de los periódicos en todo el mundo. El motivo es el control editorial ejercido por la Secretaría de Gobernación de México (responsable de la seguridad pública en el país), la cual no permite la divulgación de noticias sobre el narcotráfico, asesinatos o violencia.

Según Reyna, la censura está creciendo en el país por dos razones. La primera es la autocensura como mecanismo de autoprotección por parte de los medios, que aseguran que no existen las condiciones de seguridad para tratar temas como el narcotráfico y la violencia. "En el estado de Tamaulipas, los 56 periódicos existentes prácticamente no hablan de la violencia porque no pueden garantizar la seguridad de sus reporteros", explicó.

La segunda es una acción institucional. "Desde la elección de Enrique Peña Nieto, la Secretaría de Gobernación ha intentado controlar las noticias sobre la violencia. La desaparición de las notas sobre violencia depende de si el medio puede ser considerado tradicional o de izquierda", explicó Reyna. Además, "el Estado mexicano ha negociado con los narcotraficantes con la pretención de reducir los índices de violencia oficiales", dijo. Sin embargo, entre enero y junio de este año, hubo 5,989 asesinatos en el país.

Para el periodista, el retorno a la acción del ejército mexicano restructuró una nueva armonía en el país. "Con eso se garantizó cierto control de la situación, garantizando los beneficios de los narcotraficantes, políticos, empresarios y otros ligados al crimen organizado", afirmó.

Los demás participantes de la mesa platicaron sobre su labor por esclarecer las relaciones entre los narcotraficantes y las diferentes esferas del poder del país: empresarios militares y políticos.

Martha Soto habló sobre un reportaje en el que todavía está trabando sobre cómo el crimen organizado se arraigó dentro de la estructura del poder del país. "Ellos descubrieron la importancia de ligarse a la política, al empresariado. No solamente para esconderse, pero para permanecer y garantizar sus intereses", dijo.

Agregó que uno de sus principales trabajos es sobre personas que formaron parte de las líneas de los carteles y hoy ante la sociedad son hombres de negocios y empresarios exitosos, con nuevos nombres y nuevos pasados.

Juan Luis Font habló sobre la investigación de un militar involucrado en el asesinato del obispo Juan José Gerardi. Según el reportero, el militar manda en la prisión donde fue llevado tras su condena de 25 años. "El sale escoltado por vehículos oficiales, escoge al director de la prisión. Creemos que está haciéndose cirugía plástica porque siempre va a clínicas clandestinas", afirmó.

"Los poderes paralelos están en toda la estructura política del país y comprometen el funcionamiento del Estado. La prensa tiene un papel fundamental en la desconstrucción de ese poder, que es invisible para la mayor parte del pueblo", complementa.

Rominia Mella platicó de un reportaje en el que traza un perfil del narcotráfico del Perú y describe su funcionamiento, producción, exportación y facturación "a partir de un extenso trabajo, contando con informaciones de inteligencia de la policía, fuentes militares, población y hasta de traficantes y militantes del Sendero Luminoso (grupo guerrillero peruano)", explicó.

*Rodrigo Gomes es estudiante de periodismo en el cuarto año de universidad en Anhembi Morumbi.

Esta nota fue publicada originalmente en el sitio oficial de la Conferencia Global de Periodismo Investigativo.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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