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Hacer más y mejor periodismo para defender la democracia en medio de gobiernos autoritarios: dicen panelistas de webinar

“Creo que es un momento de ser valientes, no temerarios porque tampoco somos mártires, para seguir buscando información, para dársela a la ciudadanía. Hay que recordar que el periodismo es un servicio a la comunidad, un servicio ciudadano”, dijo César Fagoaga, gerente general de la revista Factum de El Salvador, durante el seminario web “Periodismo en tiempos de polarización y desinformación en América Latina”.

Para el periodista, esta debe ser una de las estrategias para enfrentar a los gobiernos autoritarios que van desde el uso del poder judicial hasta la compra o allanamiento de medios para amedrentar y censurar al periodismo. Fagoaga se encontró con colegas de Honduras, Nicaragua y Venezuela para el último panel del día titulado “Democracia y libertad de prensa: El rol de prensa en la defensa de la democracia y la libertad de expresión”.

La conversación, moderada por Teresa Correa, profesora de la Universidad Diego Portales de Chile, comenzó con un panorama “sombrío” – como le dijeron algunos panelistas – de la situación de la libertad de prensa en muchos países en la región, pero particularmente de los allí representados.

Panel “Democracia y libertad de prensa: El rol de prensa en la defensa de la democracia y la libertad de expresión”.

Teresa Correa, Jennifer Ávila, César Fagoaga, Ewald Scharfenberg y Cindy Regidor durante el panel “Democracia y libertad de prensa: El rol de prensa en la defensa de la democracia y la libertad de expresión”. (Captura de pantalla)

 

Jennifer Ávila, cofundadora del nativo digital Contracorriente de Honduras, explicó que uno de los problemas más graves del país es la cooptación del sistema de justicia por parte del Ejecutivo, que finalmente se usa como “arma en contra de los periodistas”.

Narró cómo en 2020 – en medio de la pandemia – el país aprobó un nuevo Código Penal que no solamente ratificó la difamación y calumnia como delitos penales, sino que agregó nuevas vertientes de este crimen como la difamación financiera. También penaliza la revelación de información considerada como “secreto oficial”.

“Es una amenaza para el periodismo y es lo primero que presentan obviamente los poderosos como una advertencia”, dijo Ávila quien agregó que este último crimen es especialmente perjudicial para el periodismo investigativo que usualmente revela información que debería ser pública. “Sí hay varias figuras en el Código Penal nuevo que yo creo que es una práctica que nuestros sistemas de justicia han estado haciendo para poder callar a la prensa independiente, sobre todo a la prensa incómoda”, aseguró.

Ávila señaló además que esta situación se da en un contexto de bastante polarización creado desde 2009 cuando tuvo lugar el golpe de Estado. El ambiente crea un clima inseguro para los periodistas, especialmente en época electoral, quienes además no cuentan con la ayuda estatal para su protección, explicó la periodista.

“Actualmente estamos ya cerca de las elecciones y, sinceramente, pues tampoco tenemos garantías de seguridad en las calles, porque las instituciones de justicia como vuelvo a decir están cooptadas y, obviamente, en vez de estar protegiendo a la prensa están también señalándola como el enemigo”, aseguró.

Fagoaga señaló que la situación de El Salvador parece haberse copiado de la realidad nicaragüense, con el agravante de que la “pérdida del orden democrático y constitucional” que en Nicaragua tomó una década en El Salvador se ha hecho en dos años, dijo.

El periodista explicó que se ha podido ver ese proceso en tres etapas. La primera de ella fue a través del discurso de odio y de la creación de enemigos “para tapar sus propias falencias”. El problema más grave, señaló, es que por ser sociedad violentas este discurso tiene consecuencias en la vida real. Por ejemplo, la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) que Faoaga preside, ya ha registrado más ataques en 2021 que en todo 2020 a falta de dos meses para terminar el año. Aseguró además que la Policía Nacional es el principal agresor de los periodistas.

La segunda fase tiene que ver con el bloqueo sistemático de información. En el país, dijo, no se puede hacer ninguna entrevista que no sea aprobada por la presidencia. La tercera fase es el uso de instituciones del Estado para atacar a medios y periodistas, como el uso de cadenas de televisión y radio para atacarlos, o el uso de cuentas oficiales de Twitter con este mismo objetivo.

Todo esto se agravó cuando el pasado 1 de mayo, la Asamblea Nacional de mayoría oficialista acabó con la Corte Suprema de Justicia para poner nuevos jueces, muchos de ellos aliados al Ejecutivo.

“Esto hizo que se rompiera el orden constitucional. A partir de entonces no podemos decir que El Salvador vive en una democracia. Y esto es porque no hay separación de poderes, hay control del aparato de justicia”, dijo Fagoaga. “Y esto es bien importante porque muchos pensamos aquí en El Salvador y en nuestros países que la democracia se reduce solamente a votar. No, la democracia es mucho más que eso”.

Para el periodista con este rompimiento, viene la etapa final que es “amordazar y reprimir a medios de comunicación y periodistas”. Aseguró que ya se están dando los primeros indicios toda vez que funcionarios públicos han hablado de la necesidad de regular a los medios de comunicación justo después de “investigaciones periodísticas que revelan la corrupción de la administración de [Nayib] Bukele”.

Después de 14 años en el poder, Daniel Ortega ya ha reforzado sus estrategias y mecanismos para acabar casi por completo con la prensa independiente de Nicaragua, pero sus periodistas no se rinden. Así lo explicó Cindy Regidor, del medio Confidencial y quien se encuentra actualmente en Costa Rica. Para ella así como El Salvador ve en Nicaragua lo que viene, ellos lo vieron en Venezuela en su momento.

Regidor explicó el proceso de represión a medios desde 2007 cuando se empezó por limitar todas las entrevistas y declaraciones a aquellos periodistas no aliados. Después comenzó la compra por parte de la familia Ortega Murillo de la mayoría de los canales de televisión y estaciones de radio, el uso de la publicidad oficial como herramienta de premio y castigo, y un cerco informativo cada vez más cerrado.

Sin embargo, fue en abril de 2018 cuando la situación empeoró a raíz de las masivas protestas en contra de la administración Ortega. La respuesta represiva que dejó más de 300 personas muertas, miles de heridos, cientos de presos políticos y otros más de exiliados también perjudicó al periodismo independiente. El hecho más grave fue el asesinato del periodista Ángel Gahona quien trasmitía en vivo un de las manifestaciones. También se encarceló a dos periodistas por más de seis meses, Miguel Mora y Lucía Pineda, y confiscó las sedes de medios como 100% Noticias y Confidencial.

Estos dos medios se encuentran censurados en la señal abierta así que deben transmitir por YouTube. El gobierno también ha utilizado estrategias como el embargo aduanero para impedir que los medios impresos reciban sus materias primas. Al igual que en Honduras, se usa el poder judicial y crea leyes que buscan censurar aún más a la prensa como por ejemplo la llamada ley de ciberdelitos. Con esta el gobierno puede penalizar las “noticias falsas” que él mismo decide cuáles son.

Con las nuevas elecciones presidenciales, que tuvieron lugar el pasado 7 de noviembre, comenzó otra ola de persecución a periodistas y opositores, explicó Regidor. La situación llevó a que en estos últimos meses se exiliaran al menos 30 periodistas, según Regidor, entre ellos el director de Confidencial, Carlos Fernando Chamorro. Además del exilio, los periodistas también han dejado de firmar sus notas como un intento de protección.

Sin embargo, Regidor destaca como positivo el surgimiento de nuevas plataformas informativas que buscan combatir el cerco informativo. También señala como algo positivo la unión entre periodistas.

“Quiero decir que es sumamente importante que al final lo que hemos hecho los periodistas nicaragüenses es ‘acuerparnos’ entre nosotros a todos los que están en Nicaragua como los que estamos fuera”, dijo Regidor. “Yo veo claramente que es una dictadura y que nuestras audiencias confían en nuestro trabajo. Y, no me gusta usar este lenguaje como de guerra, pero sí siento que el periodismo se ha convertido en una especie de último bastión o de los muy pocos últimos bastiones que quedan en Nicaragua”.

El periodista venezolano Ewald Scharfenberg, coeditor del nativo digital Armando.info y quien se encuentra exiliado en Colombia, señaló que aunque parece “un chiste amargo” en efecto lo que viven los colegas de Nicaragua y El Salvador ya lo vivieron en Venezuela.

Explicó que para el caso de su país el ‘chavismo’, que ya lleva en el poder 23 años, en los primeros años no tuvo actitudes tan dictatoriales como podría verse en otros países. Aunque aclara que sí hubo un cierre importante de un medio como fue el de RCTV, en general no hubo otros cierres ni encarcelamiento de periodistas.

Para Scharfenberg el chavismo usaba mecanismos que él denominaba posmodernos, como el control de materia prima de los medios impresos, medidas tributarias que perjudicaban a los medios, leyes que aunque no eran sobre medios de alguna manera los perjudicaban o el uso de cadenas nacionales para interrumpir programas que no les eran convenientes.

Sin embargo, tras la muerte de Hugo Chávez sumado a la crisis económica del país – que ya es una crisis humanitaria  con más de seis millones de venezolanos en el exterior – “ el control de los medios toma otro aspecto, un aspecto quizá más directamente controlador y una represivo”, dijo Scharfenberg.

Hacia el 2013, el gobierno empezó a comprar la mayoría de medios que eran los que mayor oposición hacían al chavismo como Globovisión, Últimas Noticias o El Universal. A esto se le suma el inicio de juicios a periodistas, así como el bloqueo en internet a aquellos sitios que precisamente habían nacido como digitales para enfrentar la compra de medios tradicionales, como es el caso de Armando.info.

Según explicó, en su medio han podido detectar herramientas de bloqueo que hace que de cada 10 personas que hacen clic en redes sociales como Twitter, solamente una puede llegar a su sitio.

“Pero yo creo que aparte de todas estas menciones de ciertos mecanismos y medidas de control que ha aplicado el régimen en Venezuela, muchas parecidas a lo de otros países, yo creo que el principal efecto y daño que le ha hecho el régimen en Venezuela después de 23 años es al concepto de la verdad, al concepto de los hechos”, dijo Scharfenberg.

Según explicó en la actualidad cada vez es más claro el objetivo del gobierno de imponer una sola verdad. El caso que mejor lo ejemplifica es el de Alex Saab, un empresario colombiano actualmente acusado en Miami por lavado de dinero y que el gobierno venezolano asegura es un diplomático. Para Scharfenberg la versión del gobierno se hubiera impuesto si no hubiera sido por el trabajo de Armando.info que seguía los pasos de Saab años atrás.

Y aunque el panorama se ve realmente “sombrío”, como lo dijeron los participantes del panel, creen firmemente que el periodismo debe seguir su rumbo para mantener la democracia al ser uno de los “últimos bastiones” como dijo Regidor.

Para Ávila lo importante es seguir haciendo más y mejor periodismo y por supuesto aliarse con expertos como abogados.

“Yo creo que una respuesta del periodismo es profesionalizarse, trabajar también con múltiples disciplinas, como por ejemplo en este caso profesionales de derecho y ser sumamente rigurosos en nuestros procesos editoriales”, aseguró Ávila. “También nos ha tocado aprender mucho de tecnología y de redes sociales, de cómo funcionan los discursos de odio en Twitter, Facebook. Tal vez somos medios digitales y tal vez no estábamos como tan capacitados para enfrentar esto realmente”.

Fagoaga coincidió plenamente con Ávila sobre la rigurosidad y agregó la necesidad de unión entre periodistas, pero sobre todo de intentar lograr que la comunidad entienda la importancia del periodismo.

“[Es necesario] hacerle ver a las personas por qué es importante el periodismo. Muchas veces pensamos que la libertad de expresión es solamente un derecho que tenemos de difundir nuestras ideas”, dijo Fagoaga. “La libertad de expresión, que es un derecho humano, es también el derecho que tenemos a recibir información. Cuando atacan al periodismo nos están coartando nuestro derecho de libertad de expresión y eso es importante, que lo logremos transmitir a las personas para que nos defiendan. El periodismo va a estar mucho más seguro si está acuerpado por la sociedad”.

El seminario web “Periodismo en los tiempos de la polarización y la desinformación en América Latina también contó con los paneles “Polarización: los desafíos de los periodistas que se han convertido en blancos en sociedades polarizadas” y “Cómo el periodismo ha reaccionado a olas de desinformación. Las grabaciones en video del seminario web están disponibles en español y portugués.

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