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Salvar al periodismo mexicano

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  • 14 diciembre, 2010

El Centro Knight invitó a Luis Manuel Botello, del Centro Internacional para Periodistas, a contar su experiencia de participar en una reunión efectuada en El Paso, Texas, donde editores, periodistas y académicos analizaron la violencia contra los periodistas que trabajan a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos.

Por Luis Manuel Botello, Director Senior de Proyectos Especiales, Centro Internacional para Periodistas (ICFJ, por su nombre en inglés):

El periodista siempre vive con una tensión natural de la labor que ejerce. Para llegar a la verdad de los temas que cubre, el periodista debe desarrollar no sólo un amplio conocimiento de los asuntos públicos, sino también debe tener un buen olfato periodístico que lo ponga en el lugar y tiempo indicado para cubrir un hecho. Sin embargo, para los periodistas que laboran en zonas de conflicto, estas habilidades periodísticas pueden representar la muerte.

Alejandro Hernández Palacio, un reportero de Televisa en Torreón, Coahuila, México, sólo quería cubrir una nota que para cualquiera sería una gran noticia. La directora de un penal en el vecino estado de Durango dejaba salir en las noches a los reos para que cometieran ejecuciones. Desafortunadamente, Hernández Palacio no pudo reportar la nota, ya que cerca al presidio, él y otros tres colegas fueron secuestrados por un comando de narcotraficantes que deseaban que Televisa divulgara mensajes del crimen organizado.

Para el periodismo en México, esto es un infierno”, dijo Hernández Palacio, ante un grupo de periodistas y editores de diarios de la frontera de Estados Unidos-México que se reunieron en El Paso, Texas. Hernández Palacio y sus colegas fueron liberados días después, luego de ser torturados. Esta horrible experiencia lo hizo abandonar México y, junto a su familia, está solicitando asilo en Estados Unidos. “No quiero regresar para exponer a mi familia”, dijo Hernández Palacio en forma emotiva y tratando de contener el llanto.

Los periodistas secuestrados en Durango lograron salvar sus vidas en esta ocasión, pero esa misma suerte no la han tenido otros 258 periodistas asesinados o presuntamente asesinados en América Latina en los últimos 15 años, según cifras dadas a conocer por el Proyecto Impunidad de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). De estos asesinatos, sólo se ha hecho justicia en 59 casos, indica el informe titulado “La Muerte de la Noticia: Muchas notas quedan sin publicar debido a los asesinatos de periodistas latinoamericanos”, auspiciado por la Fundación John S. y James L. Knight Foundation. El nivel de impunidad es tan alto que hace de los periodistas una presa fácil del crimen organizado. Sólo en México, 89 periodistas han sido asesinados desde 1995; 19 de estos casos son periodistas desaparecidos, agrega el informe.

Ante esta situación, ¿qué hacer? La reunión de editores y periodistas organizada por la SIP y la Asociación de Editores de Estados Unidos (ASNE, por su sigla en inglés), sirvió para tratar de fomentar una mayor cobertura en conjunto entre periodistas de México y Estados Unidos. Editores de ambos lados de la frontera coincidieron en que hay interés público por conocer lo que ocurre en la frontera. Alrededor de un millón de personas cruzan la frontera todos los días, dijo Tim Johnson, jefe de la corresponsalía en México para la cadena de periódicos McClatchy.

Sin embargo, esta cobertura no será fácil. Existe desconfianza mutua entre algunos periodistas de México y Estados Unidos. Los periodistas de México, por lo general, cubren el conflicto armado sin ningún seguro médico y, se cree, los altos niveles de corrupción podrían haber comprometido la credibilidad de algunos periodistas en México. Alejandro Junco de la Vega, presidente del Grupo Reforma de México, dice que le resulta muy extraño que en ocasiones periodistas que cubren hechos violentos llegan más tarde sólo para tomar fotos y videos de los otros periodistas que están trabajando. Esto también ha provocado una falta de solidaridad entre los periodistas mexicanos. Por otro lado, debido a que la violencia no ha llegado a la Ciudad de México, la prensa nacional no cubre con seguimiento la violencia en la frontera, dejando aún más vulnerables a los periodistas que a diario cubren la llamada guerra contra el narcotráfico. Y es que en México la violencia ha llegado al menos a una docena de estados, sin tocar a la capital mexicana. que es donde se encuentra centralizada la información.

Los retos para los periodistas de la frontera y que cubren la violencia, son preocupantes. Sin embargo, fueron varias las recomendaciones que surgieron. Sin duda alguna, es imperante la capacitación continua sobre la cobertura de conflicto y que lleve a la adopción de ciertos estándares que ayuden a la toma de decisiones éticas en la cobertura del crimen organizado. Otro aspecto importante es la capacitación en temas relacionados con la libertad de expresión y que ayude a los periodistas a familiarizarse con los mecanismos internacionales de protección de periodistas, a la vez que se fortalecen a las organizaciones locales encargadas de monitorear la libertad de prensa.

Estos programas de capacitación deben tener un carácter descentralizado y que llegue a periodistas de la frontera y otros estados afectados por la violencia. El fortalecimiento de la cobertura en equipo con periodistas de ambos lados de la frontera y de las unidades de investigación en casos de periodistas asesinados, ayudaría a fomentar más la solidaridad a la vez que se sensibilizaría a la sociedad civil sobre la importancia de preservar la prensa libre e independiente.

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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