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Tras años de amenazas y agresiones, periodista de Guatemala ahora recibe presiones indirectas

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  • 6 junio, 2013

Por Alejandro Martínez

El periodista guatemalteco Héctor Cordero es conocido por tres cosas: por ser el único reportero cubriendo de tiempo completo el departamento de El Quiché para un telenoticiero nacional, por sus incesantes reportajes de corrupción y abusos de autoridad, y por repetidamente provocar la ira de los funcionarios de la región. En la lucha actual por el control político de El Quiché, Cordero se ha convertido en un personaje sumamente incómodo para la clase gubernamental.

En los últimos cinco años sus reportajes le han atraído amenazas constantes e incluso agresiones físicas, pero recientemente las presiones contra Cordero han tomado una forma más efectiva para callarlo: desde octubre del año pasado, las fuerzas políticas de la región han logrado cerrarle el acceso a varios de los medios con los que solía trabajar.

Pero además de separarlo de su audiencia, estas presiones también han logrado reducir las fuentes de ingresos de Cordero a la mitad. Ahora el reportero que no han podido callar con golpes y amenazas se pregunta si podrá seguir manteniendo a su familia trabajando en el periodismo.

“Me están ahogando muy fuerte de esta forma", dijo Cordero en entrevista con el Centro Knight para el Periodismo en las Américas. “Te soy honesto, no sé cuánto tiempo más soporte. Tú no puedes seguir en algo que no te esté produciendo”.

Cordero dijo que todo comenzó a finales del año pasado, cuando hizo un reportaje sobre los salarios de varios funcionarios para el Canal 4 de Chichicastenango, en el cual Cordero trabajaba como administrador. El diputado de El Quiché Jimmy Ren -- ex corresponsal del diario Prensa Libre, antiguo amigo de Cordero y accionista de la empresa de cable donde funciona el Canal 4 -- le ordenó que no transmitiera la nota, pero Cordero lo ignoró. Al día siguiente, Cordero fue retirado como administrador y su programación fue descontinuada.

A principios de este año, Ren y el diputado Estuardo Galdámez -- otro personaje influyente en El Quiché que ha sido avergonzado en el pasado por reportajes de Cordero -- exigieron que el canal de cable Guatevisión despidiera a Cordero, quien trabaja con ellos como su corresponsal nacional en el departamento. Cordero dijo que los diputados lo acusaron de solo reportar "noticias malas del departamento”.

El canal se rehusó a despedirlo pero en los meses siguientes varios de los medios regionales con los que Cordero solía trabajar como freelancer le dijeron que ya no podrían seguir empleándolo. La razón oficial fue falta de recursos pero varios colegas le aseguraron que había presiones políticas para no seguir trabajando con él.

“De seis telenoticieros para los que trabajaba ahora solo me queda uno y mi trabajo para el noticiero de Guatevisión. No existe a quién más aquí en El Quiché”, dijo Cordero.

Como resultado, Cordero ha perdido más del 50 por ciento de los ingresos que solía ganar apenas hace unos cuantos meses. Cordero está preocupado que no pueda seguir manteniendo a su esposa y dos hijos con ganancias actuales.

Contienda por el poder

Cordero sospecha que las recientes presiones en su contra son en parte el resultado de una contienda por el control político de El Quiche cada vez más intensa.

El Quiché es un departamento con altos niveles de pobreza y con una población principalmente indígena. La región Ixil, que incluye los municipios de Santa María Nebaj, San Gaspar Chajul y San Juan Cotzal, es uno de los distritos electorales más grandes del departamento. En una región donde un importante número de votos está en juego, lo que se dice y no se dice en los medios se vuelve crucial.

Cordero sufrió recientemente las presiones de esta disputa por el poder durante su cobertura de las reacciones en la región Ixil al juicio contra el ex líder militar Efraín Ríos Montt, quien es acusado de haber sido uno de los autores intelectuales del genocidio de 1,771 indígenas ixiles entre 1982 y 1983.

Cordero ha recibido amenazas por parte de simpatizantes de Ríos Montt y, recientemente, durante la cobertura de una celebración por la anulación de la sentencia en contra del ex presidente, se encontró en Santa María Nebaj rodeado por alrededor de 300 manifestantes que le recriminaban por sus segmentos anteriores sobre eventos organizados por grupos de víctimas.

Para Cordero, las amenazas no tienen tanto que ver con las opiniones de los manifestantes sobre la inocencia o la culpabilidad de Ríos Montt como con el balance del poder en la región.

En Santa María Nebaj, por ejemplo, los simpatizantes de Ríos Montt están por lo general alineados con un político local del oficialismo que está disputando el control del gobierno local al actual alcalde, quien, por su parte, ha expresado su apoyo a los grupos de víctimas.

Para Cordero, está es la verdadera intención: callar las voces independientes para que los poderes políticos puedan presentar los mensajes e imágenes que prefieran.

“Se están moviendo muchos intereses. Yo creo que todas estas amenazas vienen de la parte política”, dijo Cordero.

Periodistas regionales, blancos vulnerables

El caso de Cordero ejemplifica las dificultades que los periodistas regionales de Guatemala seguido deben enfrentar.

En 2011, tras una jornada electoral, Cordero fue golpeado severamente por individuos que luego fueron identificados como guardaespaldas del diputado Mario Rivera. Cordero sospecha que su cobertura de denuncias de corrupción en contra de varios candidatos provocó el ataque.

Y en 2010, cuando reportó sobre acusaciones de nepotismo en contra de un familiar del diputado Lester Reyna, recibió varias amenazas por teléfono. El incidente causó que el director de Guatevisión condenara las amenazas y acusara públicamente al diputado de estar detrás de las intimidaciones.

“Hacer periodismo en la provincia no es fácil porque los periodistas muchas veces se enfrentan en soledad a los poderes que los políticos adquieren por una diputación, una alcaldía, o bien una gobernación, y quieren tener una prensa amordazada o a su servicio”, dijo el director de Guatevisión Haroldo Hernández en su editorial televisada.

Las presiones políticas a los periodistas han aumentado en los últimos años a la vez que ha mejorado la cultura, la capacitación y la calidad del trabajo de los miembros de la prensa, dijo María Martin, directora de la organización de capacitación periodística en Guatemala Gracias Vida.

“Antes realmente no se cubría de una manera consistente lo que pasaba en los departamentos y en comunidades rurales, solamente cuando había un linchamiento o un desastre natural venían los medios principales de la ciudad”, dijo Martin. “Ahora que los periodistas están contando historias de abuso de poder y de corrupción, los poderes políticos les están echando la culpa a periodistas y desafortunadamente ha habido un contragolpe”.

Es muy difícil en todo Guatemala ejercer un periodismo independiente porque hay tantas presiones políticas, pero especialmente en los departamentos,” agregó.

Cordero está consciente del precio de querer mantenerse crítico e imparcial.

“Estar en el centro es lo que me ha costado todo esto”, dijo. “Pude haber pactado con el gobierno como muchos otros compañeros pero siempre he sido de la idea de para qué me metí en esto si no lo voy a hacer bien”.

 

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente en el blog Periodismo en las Américas del Centro Knight, el predecesor de LatAm Journalism Review.

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