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La ‘prensa concentrada’ y su oposición al presidente Castillo en Perú: 5 preguntas para Gustavo Gorriti

GustavoGorriti - LJR 5 PREGUNTAS

(Crédito de foto: Revista Caretas)

Si en Perú la realidad política se conociera solo a través del lente de la prensa tradicional del país, la opinión pública estaría influenciada por el “peso aplastante” de esa prensa que está en poder casi absoluto de un solo grupo mediático, explicó el periodista investigativo peruano Gustavo Gorriti Ellenbogen en entrevista con LatAm Journalism Review (LJR).

En su opinión, desde que el maestro de escuela rural Pedro Castillo –invitado a candidatear a la presidencia peruana por un partido de izquierda– se empezó a perfilar como posible presidente hacia la segunda vuelta electoral de 2021, frente a su contrincante Keiko Fujimori, candidata de derecha e hija del expresidente Alberto Fujimori, “la prensa concentrada” intentó “socavar” su candidatura, y ahora, su gobierno.

Gorriti, becario Nieman en 1986, ha ganado prestigiosos premios periodísticos como el Maria Moors Cabot de 1992, de la Universidad de Columbia, el Premio Rey de España en 1996, y el Premio a la Libertad de Expresión del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), en 1998. También ganó en modalidad de homenaje el Premio Nuevo Periodismo CEMEX-FNPI, en 2010.

En su discurso del premio homenaje, Gorriti describió a los periodistas como “los historiadores del presente”, los que definen la historia de Latinoamérica.

Considerado el maestro de muchos periodistas, no solo en Perú, el veterano reportero ha logrado destapar investigaciones que han removido cimientos y gobiernos.

En la siguiente entrevista de cinco preguntas, Gorriti analiza la relación entre el actual presidente peruano Pedro Castillo y la prensa tradicional o “concentrada” y la prensa independiente, desde su turbulenta carrera como candidato presidencial hasta sus tambaleantes primeros meses de gobierno.

1. En tu opinión, ¿cómo resumirías la manera en que los medios presentaban (o representaban) al presidente peruano Pedro Castillo como candidato durante la campaña electoral de 2021?

Primero es necesario entender qué entendemos por “medios” o “prensa” en el Perú de estos tiempos. En términos de la prensa impresa tradicional, un solo grupo empresarial basado en una familia, el de El Comercio, tiene una desmesurada posición de dominio en ese ámbito [concentración de medios], en términos de circulación conjunta, distribución, lectoría. El mismo grupo mantiene un control de dos tercios del accionariado de la principal emisora de TV abierta (América TV) y su subsidiaria noticiosa de cable (canal N).

Hay otros diarios y medios que marcan una línea propia (como el Grupo La República), pero su alcance y llegada es muy inferior. El GLR es socio de El Comercio en América TV/canal N, pero al ser dueño de apenas un tercio de las acciones, no tiene ninguna influencia ni capacidad de decisión sobre la línea editorial.

Hace algunos años, un grupo de notables periodistas nacionales planteó una demanda judicial para romper la posición de dominio virtualmente monopólico del Grupo El Comercio. La demanda ha discurrido por los meandros del sistema judicial peruano con una reveladora lentitud próxima a la catatonia.

Hay medios independientes y un robusto periodismo de investigación, sin embargo, pero principalmente en el medio digital. Creo que ofrecen una contraparte de excelencia y profundidad –aunque declaro que mi juicio puede estar influenciado por ser yo director de uno de ellos–. Pero la opinión diaria, cotidiana de la gente, resulta fuertemente influenciada, en uno u otro sentido, por el peso aplastante de la prensa concentrada; o, si lo prefieren, cartelizada.

Hecha esta larga pero necesaria introducción, respondo. Primero, las elecciones, realizadas en medio de una pandemia con efectos devastadores en todo orden, fueron anormales desde el principio. En la primera votación (o vuelta), Castillo creció con una campaña realizada por debajo del radar de los grandes medios.

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Pedro Castillo y Keiko Fujimori durante la campaña electoral 2021. (Cortesía)

En la segunda vuelta, entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori, la prensa concentrada se lanzó a oponerse y tratar de socavar la candidatura de Castillo. No fueron los únicos, desde la centro derecha hasta la creciente ultraderecha y sus grupos abiertamente fascistas, se empeñaron con todo en una campaña por prevenir la victoria de Castillo y buscar el triunfo de Fujimori.

Debió ser fácil porque Castillo fue un pésimo candidato que no supo ocultar sus falencias.  Candidato de ocasión (no era ni es militante) del partido Perú Libre, que se llama izquierdista pero está vinculado con las cleptocracias autoritarias de Venezuela y Nicaragua, Castillo hizo una campaña de eslóganes sin contenido. Pero la aversión al fujimorismo y la ultraderecha  le permitió una estrecha victoria.

Durante esa segunda vuelta y luego, la prensa concentrada produjo un periodismo panfletario que, en ocasiones, hubiera provocado rubor en las antiguas redacciones de Pravda o Izvestia.

Tuvimos como candidatos a lo malo y lo peor. Esa prensa solo tuvo ojos y alaridos impresos para uno de los candidatos.

2. ¿Qué cosa crees que ha cambiado, en ese sentido, desde que Castillo asumió la presidencia?

En los escasos siete meses que lleva Castillo en la presidencia, ha habido cambios de escenario pero no de intención. En cuanto a lo primero, el escenario del miedo se esfumó. Las alarmas, por momentos histéricas sobre masas de provincianos confiscando y ocupando las casas de playa de los más privilegiados luego de saquear sus cuentas bancarias, han terminado.

Cedieron paso a la realidad de un Presidente indeciso, incompetente y errático, rodeado por círculos de advenedizos incapaces pero frecuentemente corruptos (no en la escala corrupta de tiburones sino de pirañas), peleados entre facciones y contrapesados por un porcentaje no mayoritario pero sí decisivo, de tecnócratas que han permitido que el barco ebrio del Estado peruano no se estrelle en los arrecifes sino pueda, incluso, mostrar algunos signos de éxito macroeconómico.

La prensa concentrada ha puesto todos los reflectores sobre el gobierno de Castillo para sacar a luz con estridencia cada escándalo, escandalete, metida de pata de Castillo o su entorno. ¿Y la ultraderecha? No existe para esa prensa.

Hay que decir que Castillo y su gente le han hecho el trabajo fácil a esas investigaciones de deriva panfletaria. Actualmente, la campaña virtualmente abierta de la prensa concentrada es lograr la destitución de Castillo mediante un proceso de vacancia desde el Congreso.

3. ¿Cómo definirías la relación del presidente Castillo y del partido oficialista con la prensa?

Primero, no hay partido oficialista. Castillo llegó a la presidencia a través de Perú Libre, el partido que dirige Vladimir Cerrón, quien no pudo candidatear por importantes acusaciones de  corrupción en su contra. La relación de Castillo con Perú Libre es inestable. Ha tenido el apoyo de una izquierda más moderada, de algunos independientes y de sindicatos de maestros. Ahora, reparte ministerios entre diversos grupos para asegurar que la oposición no tenga los votos para vacarlo.

La respuesta de Castillo a los ataques de la prensa concentrada es errática. Algunos ministros han empezado a hablar de “prensa golpista”, y ha habido una que otra mascullada amenaza sobre cómo utilizar la publicidad estatal. En términos generales, diría que la prensa concentrada tiene apabullado a Castillo bajo su avalancha cotidiana de titulares. Cuando algunos de sus ‘asesores’ (los tres chiflados hubieran sido más eficaces) le sugirió dar la cara a ‘la prensa’, le organizaron a Castillo una entrevista con Fernando del Rincón, de CNN, cuyo resultado fluctuó entre lo penoso y lo desastroso.

4. ¿Qué relación tiene la prensa tradicional y la prensa independiente con la oposición? ¿Cómo analizarías la amenaza de la actual presidenta del Congreso a los medios que no le dieron una cobertura favorable a su reciente intercambio de palabras con la alcaldesa arequipeña en el Parlamento? 

La ultraderecha, que tiene un peso creciente en la política nacional e influencia en el Congreso, no es siquiera mencionada como amenaza al sistema democrático, por la prensa concentrada. La presidenta del Congreso es una mujer de carácter agrio y acotada inteligencia que, aunque proviene de un partido democrático, actúa en los hechos como aliada de esa ultraderecha. Su amenaza tendría mucho significado si esa ultraderecha llega al poder. Por el momento no lo ha logrado.

5. ¿Es precaria la libertad de prensa en el Perú actualmente?, ¿se puede comparar la situación actual con las condiciones que existían para las libertades de expresión y de prensa durante la década de Fujimori?

No son en absoluto comparables. Fujimori fue un dictador que, a través de Montesinos y sus espías, logró un control total sobre el Congreso, el Poder Judicial, la Fiscalía de la Nación, las fuerzas de seguridad. Además, cooptó al empresariado y controló a los medios masivos de comunicación (salvo honrosísimas excepciones) comprando a sus dueños.

El de Castillo es un gobierno que se tropieza con sus propios pies, que no tiene mayoría en el Congreso y que enfrenta cotidianamente a una prensa concentrada cuyo objetivo, a punta de campañas panfletarias, es socavar su gobierno y lograr su destitución.

No es una misión difícil, pues parece con frecuencia que el propio Castillo se esfuerza, a punto de acumular errores y estupideces, en colaborar con ellos.

¿Representa eso algún peligro? Si un boxeador, por malo que sea, se lanza en un combate pugilístico con una bolsa de arena, ¿tiene posibilidades de salir golpeado?

Es un capítulo triste para el Perú, de peligro para su democracia, de retroceso como nación, de deshonor para la prensa concentrada y de gran desafío para el periodismo independiente.

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