Los periodistas mexicanos deben con urgencia hacer que la gente entienda y valore el impacto de su trabajo para que sea la sociedad quien demande condiciones de seguridad para el periodismo, dijo a LJR Katherine Corcoran, quien en octubre lanzará el libro “In the Mouth of the Wolf”, sobre el asesinato en 2012 de la periodista mexicana Regina Martínez.
Con la muerte de Fredid Román suman ya 15 periodistas asesinados en México en 2022. Mientras organizaciones como la ONU, el CPJ y la SIP condenan los crímenes, el Gobierno de López Obrador niega el clima de violencia contra la prensa e incluso se perfila como el principal origen de las agresiones, según informe de Artículo 19.
Lo que comenzó como una riña entre grupos criminales rivales terminó en atentados a la población que causaron la muerte de cuatro empleados del grupo radiofónico MegaRadio. Los asesinatos, considerados por organizaciones como una forma de desestabilización social, causaron el cese temporal de transmisiones de la radiodifusora.
Veintidós periodistas fueron asesinados en países de América Latina entre enero y junio de 2022. Los datos son de la Press Emblem Campaign (PEC). El número es superior al número total de asesinatos de periodistas en la región el año pasado: 17. También es superior a los periodistas asesinados en la cobertura de la Guerra de Ucrania: 16 en el mismo periodo.
LatAm Journalism Review escuchó a amigos, compañeros de trabajo y familiares del periodista brasileño Tim Lopes, asesinado el 2 de junio de 2002. El caso provocó profundos cambios en las empresas periodísticas, con la implementación de medidas de seguridad y la reducción de la cobertura en zonas de riesgo. Sin embargo, los periodistas brasileños se sienten tan o más vulnerables hoy que hace 20 años.
Familiares, colegas y organismos nacionales e internacionales exigen justicia y garantías para el ejercicio del periodismo libre de violencia en México, tras los asesinatos de las periodistas Yesenia Mollinedo y Johana García el 9 de mayo, y del columnista Luis Enrique Ramírez, el 5 del mismo mes.
El documental brasileño ‘Boca Fechada’ (Boca cerrada) cuenta las historias de tres comunicadores asesinados por sujetos armados para mostrar la vulnerabilidad de los periodistas críticos en ciudades pequeñas del interior del país.
El periodista Juan Carlos Muñiz fue asesinado en Zacatecas el 4 de marzo. Organizaciones como RSF, Artículo 19 y la SIP, así como periodistas de México y el extranjero, exigieron a las autoridades mexicanas el cese de la violencia contra los comunicadores.
Los comunicadores víctimas de la ola de violencia de inicios de 2022 tienen comunes denominadores como el ser independientes o trabajar en proyectos nativos digitales propios sobre temas locales de política, inseguridad y corrupción.
En lo que va de febrero, México ha registrado un intento de asesinato a un periodista, dos fotorreporteros golpeados y el homicidio del hijo de un conocido comunicador de Tijuana, además de agresiones verbales y descalificaciones a miembros de la prensa desde la Presidencia.
Por segundo año consecutivo, el presidente Jair Bolsonaro es el principal agresor de la prensa en Brasil, según la encuesta anual de la Federación Nacional de Periodistas. De acuerdo con la organización, las próximas elecciones nacionales y estatales de octubre, en las que Bolsonaro busca la reelección, aumentarán el riesgo para el periodismo en ese país.
El 25 de enero de 1997 el reportero gráfico José Luis Cabezas fue secuestrado, golpeado, asesinado e incinerado en un descampado de la costa atlántica. En el 25° aniversario de su crimen, el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) invitó a 25 periodistas para que lo recuerden con anécdotas vividas junto a él y reflexiones sobre lo que su muerte representa para el periodismo argentino.